En seis años instituciones públicas no instalaron libro de reclamaciones
En seis años instituciones públicas no instalaron libro de reclamaciones

Durante el año 2016, la  supervisó la instalación del libro de reclamaciones en 74 instituciones públicas de 6 provincias de la región . Sin embargo, los comisionados hallaron que la mayoría de entidades del Estado no tenían disponían de dichos documentos o los tenían guardados.

La comisionada de la Defensoría del Pueblo de Arequipa, Aurora Odar Amaro, explicó que en los 6 años de vigencia de esta norma, que busca proteger los derechos de los usuarios, nunca fue implementada en las instituciones de la provincia de Caravelí.

Tal es el caso del municipio de Cháparra, en la comisaría del mismo distrito y en el Juzgado de Paz.

MAL USO. También informó que en las instituciones de otras provincias como Arequipa, La Unión, Castilla, Condesuyos e Islay contaban con el libro de reclamaciones, pero guardados y no en lugares visibles a disposición de los usuarios. “En estos libros no había una sola queja escrita, nunca lo usaron”, lamentó.

En un centro de salud visitado, hallaron que una trabajadora dejó escrito que era víctima de hostigamiento laboral. “Esto revela que los propios trabajadores desconocen del libro. No es para los trabajadores, sino para los usuarios”, resaltó.

En otros cuadernos, hallaron falencias como la no entrega de la copia al usuario o no dieron respuesta a la queja en el plazo establecido que es de 30 días y en otros casos la administración del libro no tenía un funcionario designado.

En el Banco de la Nación de Condesuyos solo existía un libro virtual, por lo que se recomendó instalar un libro físico, porque en la zona rural no todos usan un equipo lo que impide que dejen sus quejas.

De las 74 instituciones visitadas, 51 levantaron las observaciones hechas, pero 23 aún tienen falencias, que deben ser corregidas. La fiscalización se hizo de marzo a noviembre.

  • 4 mil 500 quejas recibió la Defensoría en el 2016, de ellos mil 500 fueron hechos por fonavistas.