Recién se presentó el cortometraje “Cora” y conversamos con su directora para conocer más sobre su trabajo y próximos proyectos.
¿Cómo te iniciaste en el cine? Siempre me han gustado las historias. Primero fueron las historias que contaba mi papá en las cenas y que nos dejaban a mi hermana y a mí, embelesadas por conocer el final, un desenlace que llegaba solo cuando terminábamos toda la comida. Luego fue descubrir esas y otras historias en la biblioteca de la casa, siempre encontraba algún cuento que me dejaba flotando una semana. Y después, por supuesto, pretendí escribir. Mi afán por contar fue apreciado por unos amigos que trabajan en cine de animación y aprendí con ellos a escribir historias para cine: guiones.
¿De qué trata Cora? Es un cortometraje que nace de la necesidad de contar la relación de madre e hija en las zonas rurales y el aprendizaje de saberes y oficios como herencia. Además como parte del conflicto de la historia, de hablar de las injusticias de las que son víctimas las niñas -sin ser esto exclusivo de un lugar- y como consecuencia, los silencios dolorosos que atraviesan en su incapacidad de darle nombre. Contar la historia de Cora es poner sobre la mesa un tema delicado que aún viven las niñas, la consecuencia del abuso, el silencio, pero también hablar de la valentía de ellas para seguir su camino.
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¿En qué aporta conocer las temáticas de Cora a través del cine? Cora es un cortometraje que valora la identidad de nuestros pueblos originarios; nos habla de un saber ancestral heredado por siglos como es la herbolaria y la importancia de la interculturalidad que permite el respeto y mejor convivencia en un país multicultural como el nuestro. Creo que es importante también para nuestra sociedad, reconocer la violencia que sufren las niñas y la forma de prevenirla.
¿Qué debe mejorarse en el cine peruano? Primero que nada la oportunidad equitativa para hombres y mujeres. Sí, aún existen brechas grandes que además de estar demostradas estadísticamente, se vive vergonzosamente en nuestro medio audiovisual. Lo segundo es la inversión que se da a los proyectos audiovisuales. Reconozco que el Estado está impulsando proyectos con estímulos económicos para la cultura, pero creo que estos deberían incrementarse pues el trabajo que exige la realización de un producto audiovisual es bastante demandante, requiere de un equipo humano numeroso y de un tiempo prolongado. Por último debo decir que una historia en el cine puede tener muchas pretensiones, pero no siempre llegar a su cometido. Creo que para contar una historia es imprescindible la investigación, hay una gran responsabilidad sobre las temáticas que se aborda, sobre el contexto que se elige para contar, sobre la cultura de la que se habla. La historia se debe adaptar al contexto. Nunca al revés.
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¿Cuáles son tus próximos proyectos? Hace poco más de un año fundamos mi socia y amiga, Gaby Leonor y yo, nuestra asociación cultural llamada “Rueca”, en la que tenemos una visión formativa, creativa en el área literaria y audiovisual y que va dirigida, sobre todo, a niñas y mujeres. Ganamos un premio de Gestión Cultural por el Ministerio de Cultura, con nuestro proyecto “Hilando Miradas” que será una residencia audiovisual para realizadoras emergentes de todo el Perú y que servirá a cada una de ellas para crear un producto audiovisual desde la sola idea hasta un proyecto concreto y viable en el mundo audiovisual. Esta residencia se llevará a cabo el 2023 en la Isla Amantaní, uno de los lugares más bellos de nuestro Perú.