La caída de la economía peruana en el inicio del 2023 (-0.4%) esconde importantes diferencias al interior del país: 17 regiones mostraron un crecimiento negativo, lo que es solo comparable a los resultados provocados por la pandemia en 2020. Peor aún, siete regiones –incluyendo Lima– entraron en recesión técnica al acumular dos trimestres de caídas consecutivas.
PUEDES VER I Ayacucho necesita más presupuesto para reducir altos índices de anemia y desnutrición infantil
El Instituto Peruano de Economía (IPE) informó que un total de 17 regiones del país mostraron un crecimiento económico negativa durante el primer trimestre del presente año 2023, lo que cual solo es comparable a los resultados que provocó la pandemia del covid19 en el 2020.
De este grupo de regiones, Ayacucho y otras seis como son Amazonas, Huancavelica, Junín, Lima, Madre de Dios, y Tacna son las que entraron en una recesión técnica, es decir hubo una disminución de su actividad económica lo cual afecta la generación de empleo, la capacidad adquisitiva y la economía regional en general.
Las más afectadas vienen siendo Tacna, con seis trimestres continuos en rojo, seguida de Ayacucho y Huancavelica, con tres trimestres de contracción.
Las sucesivas caídas en Tacna y Ayacucho obedecen, principalmente, a la menor extracción minera ante una baja concentración del metal en el área explotada y a la paralización productiva que dejaron las protestas en las zonas de operación, respectivamente.
Por su parte, el retroceso de Huancavelica responde a una menor producción eléctrica por la caída anual de 42% en el volumen del lago Junín entre finales del 2022 e inicios del 2023, que alimenta la Central Hidroeléctrica del Mantaro.
Un factor crítico en la generalizada desaceleración regional ha sido la significativa caída de la inversión en nuevos proyectos de construcción. En las 17 regiones que registraron una caída del PBI durante el primer trimestre del año, el sector construcción acumuló un resultado negativo. Además, en las regiones donde se observaron más bloqueos y protestas, como Madre de Dios, Apurímac y Puno, la construcción registró una caída promedio de más del 40%.