La conmoción de todo el país por el ultraje sexual de la pequeña Damaris, una niña chiclayana de solo tres años, se convirtió en acción ayer en diversos puntos del Perú, donde miles de personas salieron a las calles para exigir la máxima pena para Juan Antonio Enríquez García, el hombre que secuestro y abusó de la menor.
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Dos de estas movilizaciones se realizaron en Chimbote y Casma donde madres, niños y colectivos ciudadanos marcharon para exigir justicia para la víctima y la búsqueda de todos los menores reportados como desaparecidos.
En la provincia del Santa, la protesta se inició a las 4 de la tarde aproximadamente en la Plaza Mayor de Nuevo Chimbote.
Con carteles en mano, globos y listones lilas, las madres y niños recorrieron toda la avenida Pacífico hasta llegar a la comisaría de Buenos Aires.
“Damaris, Nuevo Chimbote está contigo. ¡Justicia!”, decía uno de los carteles.
“Porque soy madre salgo a luchar, por tu hija y por la mía”, era otro de los mensajes de una madre.
“A las niñas no se tocan, no se golpean, no se abusan, no se matan”, rezaba otra pancarta.
En la delegación policial, las madres solicitaron que haya más celeridad en la búsqueda de los menores que desaparecen, pues muchas veces la Policía espera que pase muchas horas para iniciar esta labor, aún cuando en el Perú existe la Ley Brunito, una norma que exige a las autoridades actuar inmediatamente cuando desaparece un menor de edad o persona con discapacidad.
En la provincia de Casma también se sumaron al apoyo a la pequeña Damaris y su familia.
Decenas de casmeños se concentraron en la plaza de armas de esta ciudad para exigir la cadena perpetua para el abusador.
Algunas madres rompieron en llanto al recordar el terrible estado en el que fue hallada la niña.