Alimentos , dulces, panes, agua, frutas y todo lo que disfrutaba el ser querido en vida
Alimentos , dulces, panes, agua, frutas y todo lo que disfrutaba el ser querido en vida

Raúl Santos, hace  más de diez años que falleció y dejó a su familia sumida en un dolor profundo. Así, sus dolientes creen fervientemente que hoy el alma de Raúl  los visitará aunque sea por algunas horas, y es que cada 01 de noviembre, las familias del Valle del Mantaro preparan un banquete para sus difuntos. Las ofrendas son parte de la tradición del  Día de los Santos y de los Muertos, aquella que permite compartir y convivir con ellos.

¿Qué contiene una mesa de difunto?

En esta fecha se rinde homenaje  a quienes ya no están físicamente con nosotros y les preparan sus platos preferidos y los colocan en una mesa, en las que también resaltan las tradicionales tanta wawas (pan dulce de trigo, con forma de muñeco, animales y aves); mazamorras de distintos sabores como las de calabaza, morada, harina con leche o las de quinua; diversas frutas;  y un el infaltable vaso de agua, chicha, gasesosa, vino u otros; sus flores favoritas, velas, coca y cigarro para las almas que terminan cansadas en su transitar por el mundo.

Según el guía espiritual Hugo Balvín Requena,  dentro de la cosmovisión andina existen cuatro mundos y uno de ellos es el Uku Pacha  (mundo de muertos), mundo que se acerca al nuestro, con la llegada de las almas de nuestros  difuntos, que visitan nuestra casa hasta el mediodía y por ello se les hace una ofrenda de la que comen y beben (a través de olores que emanan los platillos), ellos se reencarnan en algun animal, insecto y entran a comer.

“Ellos mueren cuando nosotros los olvidamos, por eso se pone la ofrenda  (mesa) y en ella resalta la foto de nuestros difuntos”, asegura el guía espiritual.

En esta tradición, explica a grandes rasgos, “la muerte es un paso a la inmortalidad y que en  esta fecha  nos podemos poner en contacto con aquellas personas que ya no se encuentran en el plano de los vivos”.

Sin embargo,  esta tradición ancestral se está perdiendo en las zonas urbanas, en las que ya no suelen poner este tipo de ofrendas. En la actualidad las familias que viven en zonas rurales aun las mantienen.

Los altares serán recogidos el 2 de noviembre al mediodía, cuando -según la creencia popular- las almas del más allá se despidan y dejen de nuevo este mundo. Al final, cuando comienza la retirada se recogen los platillos y hasta pueden ser recogidos.