Héroes celebrarán su el Día de la Enfermera Peruana  luchando contra el COVID-19
Héroes celebrarán su el Día de la Enfermera Peruana  luchando contra el COVID-19

Escrito por Thalia Vivanco

No se ponen una capa, pero sí usan una mascarilla y arriesgan su vida en la primera línea de lucha contra el COVID-19. Hoy se conmemora el Día de la Enfermera Peruana, y cuatro enfermeros nos cuentan su historia de vida y piden a la población cumplir con las medidas de bioseguridad.

Una enfermedad de riesgo 

 El jefe del Servicio de Enfermería, Emergencia y UCI COVID-19 del Hospital Nacional Ramiro Prialé Prialé (EsSalud), Antonio Hurtado Montes, tiene 24 años como enfermero y venció al COVID-19.

“Sentí los primeros síntomas y luego se confirmó e inicie el tratamiento y tenía factores de riesgo por obesidad, por hipertención arterial y un problema cardíaco”, dijo.

Hurtado Montes narró que, estuvo varios días con oxígeno en su casa al cuidado de su esposa que también es enfermera. “Agradezco a Dios por esta segunda oportunidad, nunca vi la muerte tan cerca, cuando uno tiene calor, frío, se puede controlar, pero cuando te falta el oxígeno es desesperante, se tiene que afrontar con serenidad”, señaló.

Existe temor  pero no hay pánico

En esa línea, la jefa de enfermeras del Hospital El Carmen, Guadalupe Inga, tiene 20 años como enfermera. “Tenemos áreas diferenciadas para evitar el contagio del COVID-19, a pesar de ello tenemos temor a la trasmisión, aún hay pánico en las instalaciones. Además esto significa doble esfuerzo”, dijo. Agregó que, usan la misma mascarilla hasta 20 días y así están al pie del cañón atendiendo a los pacientes.

“Hay 164 enfermeras que trabajan horas extras, incluso las 24 horas del día y hoy también pasaremos el día trabajando”, remarcó. A su vez, pidió a la población tener más calma y entender el trabajo porque hay limitaciones.

Asimismo, en la Red de Salud Valle del Mantaro existen alrededor de 300 enfermeras en 118 centros de salud de Huancayo y Concepción.

El trabajo se ha triplicado 

Tal es el caso de la héroe Rocío Buendía Medina quien tiene 10 años como enfermera. Ella es parte de los equipos de respuesta rápida que acuden al llamado de las personas que tienen emergencias en sus viviendas, recojo de cadáveres positivos al COVID-19 y tamizajes para detectar casos de personas asintomáticas. 


“El trabajo se ha triplicado, pero nosotras debemos seguir adelante, desde que decidimos ser enfermeras, sabíamos a lo que nos enfrentábamos”, dijo Buendía.

El temor más grande de la enfermera es contagiar a su hijo, que vive junto a ella. “Debemos estar alejados de nuestras familias, no los podemos abrazar y tener cerca como quisiéramos. Yo he tenido que aislarme en un cuarto aparte, pero sé que este sacrificio tendrá una recompensa y que con nuestro trabajo podremos ganarle al coronavirus”, refirió.

Lilia Rodríguez Molina tiene 26 años de enfermera, trabaja en el centro de salud La Libertad, en el área de partos, pese a que sus hijos le pidieron que solicite una licencia sin goce, ella decidió trabajar y ayudar a las madres que llegaban a dar a luz durante la pandemia.

“Tengo mil anécdotas que contar durante esta pandemia, definitivamente es el momento más difícil de mi carrera, pero estoy dando el 100% de mi esfuerzo para ayudar a todas los pacientes que pueda”, contó. Agregó que, cuando los casos comenzaron a incrementarse las embarazadas empezaron a dar positivo al virus, ellas intentaban calmarlas para que el nacimiento de sus bebés se dé sin complicaciones y sin contagio.
Rodríguez Molina aseguró que, su más grande temor es contagiar a sus familiares, sin embargo, ellos la han apoyado durante su labor. “Aunque al principio me pidieron que pida una licencia, entendieron que nosotros no estamos aquí por el pago, sino por vocación y amor a nuestra carrera”, explicó.

En primera línea 

Como todos siente miedo, pero su vocación por salvar vidas le da la fortaleza. Liz Osorio Huamancaja, sabe que es una guerrera de la pandemia. Lo que más le duele en este tiempo, es no abrazar a sus padres hace más de 3 meses vive distanciada de ellos, para cuidarlos del contagio del temido virus. Aún recuerda que un 17 de marzo, su vida cambió radicalmente, cuando se internó a atender a los pacientes con coronavirus. Su jornada empieza por la noche o muy temprano, ella se recoje el cabello y empieza colocarse un mameluco que le cubrirá todo el cuerpo, las botas, el mandilón, la mascarilla, los lentes. A diarios unos 15 pacientes como mínimo la esperan, en su jornada de 24 horas, a veces no puede ni sentarse, ya que no hay tiempo. Tiene que estar colocando los medicamentos, llevando pacientes para internarlos, tomando pruebas rápidas, vigilando la dotación del oxígeno.

Además, nunca se imagino ver a tantos miembros de una familia contagiados. Los padres, los hijos, hermanos, primos. De todos ellos los ancianos, son quienes más fallecen. El periodo más crítico lo pasó en el mes de julio, cuando atendieron hasta 50 personas en un día. “Al inicio parecía una película de terror, lo veía tan lejano y fue tan rápido el avance de la enfermedad, nos costó adaptarnos pero seguimos aquí”, nos comenta.

Las personas que llegan al hospital, tienen mucho temor, ella trata de calmarlos, pero sabe que la resistencia y recuperación depende mucho de las enfermedades pre existentes, que presentan. La enfermedad es muy cruel con los hipertensos, diabéticos y personas con problemas pulmonares, que a veces no pueden resistir y fallecen.

En el día de la enfermera. Liz de 47 años, agradece de todo corazón a Dios, por permanecer en el hospital, un lugar donde, lamentablemente tienen que ver hasta 8 personas fallecer y donde muchas le piden que los ayude a superar la enfermedad, su trabajo dedicado contribuyó a que muchos fueran dados de alta, eso la reconforta. Ella se siente mal cuando, muchas veces son incomprendidas las enfermeras y son víctimas de maltrato, pero sabe que es parte de su trabajo. Aunque entiende la desesperación de muchas personas, que pugnan por conseguir una cama, refiere que eso no están en sus manos, ya que el hospital está repleto y en esas condiciones se ocupan de los enfermos en esta pandemia, que está lejos de dejarnos. “Si nosotras no estuviéramos aquí, quien podría atender a los pacientes”, reflexiona.

Caídos en acción

En la región Junín, 130 enfermeros fueron contagiados de COVID-19, 8 están hospitalizados, otros 4 en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y 2 fallecieron, informó el decano del Colegio de Enfermeros CR IV Junín, Edgar Arias Rosales.

“Estamos apoyando con un bono económico a nuestros colegas. Hay 5 mil enfermeros en la región Junín que laboran en los nosocomios, incluso ahora hay falta de enfermeros”, dijo. Añadió que, exigen al Gobierno Central una mejor remuneración y estabilidad laboral, también implementos de bioseguridad de calidad para que puedan protegerse.

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