Las protestas convocadas para ayer en Huancayo, como parte de la de denominada “Toma de Lima”, se realizaron sin mayor alboroto, ni violencia en el centro de la ciudad y avenidas principales (Leandra Torres, Mariscal Castilla, Giráldez, Ferrocarril, Real) de la Incontrastable.
Los grupos se concentraron en el parque Túpac Amaru, el estadio Mariscal Castilla, otro salió desde el distrito de Chilca y uno último desde el distrito de Pilcomayo, al oeste. Participaron la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), el gremio de construcción civil, el Comando Unitario de Lucha, el colectivo Jóvenes contra la Mafia y población de Huancayo, Concepción y Chupaca.
Raúl Ariste, dirigente de la CGTP, quien lideró uno de los piquetes que llegó hasta el centro de la ciudad condenó que el gobernador regional Zósimo Cárdenas no mostrara su apoyo a esta protesta. Saúl Castro, por su parte, dirigente de construcción, explicó que la intención de salir desde distintos lugares era hacer sentir su voz en todo Huancayo.
Ataúdes, un símbolo en honor a los pobladores muertos
El gremio de obreros de construcción preparó más de 60 ataúdes de cartón envueltos en papel negro, como símbolo de los pobladores que perdieron la vida en Puno y Ayacucho en las protestas de inicios de año. Presentaron algunas alegorías sobre la muerte y con bombos marcharon de Huancayo hacia El Tambo. Allí, frente al estadio Castilla, pusieron estos ataúdes en fila, en medio de la pista, en un acto simbólico reivindicativo.
Los negocios no cerraron esta vez. De igual modo el transporte tampoco paró. La policía acompañó a todos los grupos que se trasladaron tanto en la Calle Real como en la avenida Ferrocarril.
Por la tarde, alrededor de las 5 p.m., un nuevo grupo se concentró en el estadio Mariscal Castilla otra vez para marchar hasta la plaza Huamanmarca. Resaltaron que no se trató de una huelga o protesta, sino una movilización de indignación contra el gobierno actual de la presidenta Dina Boluarte. En ese sentido, no existía un pliego de lucha, sino la exigencia de su renuncia y nuevas elecciones.
Ya en la plaza Huamanmarca se juntaron todos los ataúdes que habían recorrido la ciudad durante el día y fueron quemados al medio del espacio mientras alrededor los manifestantes continuaron con sus arengas.