A solo 4 horas de Huancayo, te espera, el corazón de la selva central. Un lugar de clima abrigador, comida exótica exquisita, café, frutales, pero ante todo, el cálido cariño de su gente. Flawer Cantorín de la agencia de turismo Tours Safari, junto a diversos empresarios se anticiparon a promocionar sus atractivos turísticos a pocos días de la Semana Santa, donde este destino es imperdible.

La laguna del caimán es un sitio donde uno puede pasear en bote en medio de unas 30 especies, que conviven en medio de la población.

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Un deporte de vuelo alto

A 15 minutos de Pichanaqui, uno puede volar a un altura de 90 metros, observar el río Perené, los sembríos de naranja y la densa vegetación de la selva central, es lo que más emociona a los visitantes, en los paseos en los cuales te quedas suspendido en el aire y te lanzan de una cuerda, con un recorrido de 700 metros aproximadamente de ida y vuelta, comenta Abraham Calderón de Canopy Koyetarine Park, que está en la comunidad nativa Bajo Aldea.

La comida de la selva es una delicia. Y en Pichanaqui, existen restaurantes flotantes que están en las riberas del río Perené, uno de ellos es el Huascar, donde sus chefs preparan el tradicional “Huascarcito salvaje”, con una causa acevichada, mixto de mariscos y ceviche de doncella. La parihuela, también preparada con pescados y mariscos de río. El ‘paco a la macho’ con tacu tacu y el tradicional juane, envuelto en hoja de plátano. Marco Quiroz es el chef.

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Al frente también está el recreo flotante Poseidón, que está sostenido por dos botes inmensos. En verano que la temperatura llega a 32 grados, los visitantes prefieren comer en un restaurante flotante, donde disfrutan de la brisa y disminuye el bochorno por el calor. “En Semana Santa esperamos que lleguen los turistas de Lima y de todo el Perú”, aquí en Pichanaqui van a disfrutar de la comida más exquisita”, mencionó Marco Poves Córdova.

Juan Flores, dueño del hotel Willard Palace presentó una barca de 90 centímetros de largo y 28 centímetros de ancho. Con los platillos más exóticos, como un ceviche mixto de doncella y mariscos de río. Incluye además 3 copas de leche de tigre. Una botella de vino y cerveza. El empresario, llegó de Lima a invertir en plantaciones de kión, pero quedó encantado con Pichanaqui, y alquiló un edificio que convirtió en un hotel. De noche tiene la mejor vista nocturna y cuenta con una piscina iluminada.

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