Columna: El grito manchado de la libertad
Columna: El grito manchado de la libertad

Apasionado con los libros de Historia durante la pubertad, quedé atrapado en aquellos años con las lecturas sobre la Revolución Francesa. No había aún, en aquella época, esa maravilla llamada internet que te permite navegar por la inmensidad de textos, post, libros on line, PDF’s, vídeos y todo lo demás; pero como una especie de atracción indescriptible solía tropezar con un libro que me empapara de aquel hecho histórico. A veces era el colegio en el que mi papá trabajaba y al que me llevaba del brazo, su biblioteca en la que me metía a hurgar y a leer a escondidas; otras veces era la biblioteca de algún tío o amigo.

Debo reconocer que también en los últimos años de mi niñez fue una serie animada de la televisión la que me entusiasmó con la Revolución Francesa: “Lady Oscar”. La historia animada de Oscar François de Jarjayes, un militar francés que vestía y actuaba como varón siendo mujer, y que luchó en esos años de revolución junto al pueblo pese a pertenecer a la nobleza, depositó el germén de mi curiosidad por esa parte fundacional de la llamada edad contemporánea de nuestro mundo.

El 14 de julio es la fecha estelar de la Revolución Francesa, con la famosa toma de la Bastilla, ese tremendo estertor libertario que echó por los suelos el absolutismo monárquico que dominaba occidente y que sentó las bases de la democracia moderna.

Por eso me ha dolido especialmente este hecho lúgubre, luctuoso, trágico sucedido en Niza, Francia, el último jueves, en esa fecha tan recordada e histórica de libertad, igualdad y fraternidad.

Los 84 muertos y los más de cien heridos en este nuevo atentado en Francia han manchado para siempre esta fecha que no solo le pertenecía al país galo, sino al mundo entero. Una fecha que ya no será solamente el recuerdo del grito libertario que dio inicio a una época nueva, sino el recuento de la sangre, el dolor y la intolerancia de estos días.

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