Hace algunos días, el joven escritor Luis Quispe Palomino presentó su poemario Fatalidadmundo. Textos inconclusos. A través de sus versos, Luis (nacido en Barrios Altos, pero acunado en Trujillo), nos comparte un material poético que nos permite reflexionar sobre cómo la articulación de/entre las palabras comienza a crearse a partir de las experiencias y las intenciones.
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En este poemario, el lector descubrirá versos forjados a partir de un serio análisis sobre cómo las palabras deben ser los medios que posibiliten un proyecto de escritura. En algunas imágenes más que en otras se evidencia la consolidación de una escritura lírica que por sí misma podría contar realidades. Desde mi modesta apreciación, un buen inicio para forjar luego un mundo poético posible.
Quehacer poético
La poesía de Luis Quispe Palomino también nos permite reflexionar sobre una de las máximas del quehacer poético planteado por Terry Eagleton: “las formas literarias tienen su propia historia; no son sumisas expresiones del contenido”.
En este sentido, la estructura del verso es tan importante como su semántica. En el poema Fatalidadmundo, el sujeto lírico expresa su desconcierto y temor frente a las incertidumbres de un mundo convulso. Esta sensación la percibimos a partir de un sinnúmero de versos que no poseen una forma determinada, sino que más bien se caracterizan por lo desestructurado y libre; “sé de protuberancias que gobiernan las noches / en las oscuras aureolas de los edificios”.
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Valor de la forma
Estas connotaciones poéticas también nos hacen pensar en la transcendencia de la forma en la medida en que la articulación rítmica permite una musicalidad plena. Recién al final del texto el intencional desorden encuentra su molde en la clásica dicotomía de pregunta y respuesta: “¿qué será de este mundo? / me agobia la inmensa pregunta”.
Ahora bien, la preocupación por las representaciones de la forma no hace que la poesía de Quispe Palomino pierda su sentido poético; por el contrario, le permite plantear una propuesta estética en la que la forma y el contenido son dos elementos inseparables.
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Crítica y reflexión
En este poemario (su más reciente publicación), Quispe Palomino propone una lectura crítica y reflexiva sobre el aparente desorden de las cosas. Sus versos son los vehículos necesarios que acompasan esa marcha ontológica de significados.
Así, por ejemplo, en el poema De tu nieto mayor, el sujeto lírico juega con las posibilidades de la palabra no solo en el plano semántico, sino en su sintaxis; “tu voz calcinada / por las palabras despojadas de mi boca / n a v e g a / insoldablemente sobre el mar de mis moléculas frías”. El mar aludido no es el que alberga las aguas, es decir, no es mar por su contenido, sino por la analogía con lo vastedad del lenguaje; el océano donde las palabras navegan desorientadas. De acuerdo con esto último, es intencional la forma en que el verbo ‘navega’ busca expandirse y comprender la extensión marina.
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Capacidad de abreviar
Otro de los aspectos resaltantes del poemario es su capacidad de abreviar con la palabra dimensiones complejas llenas de simbolismos. En la parte final de Fatalidadmundo aparecen breves textos reunidos con el título Itinerario que bien podrían leerse como posibles narrativas cotidianas.
Por ejemplo, en el poema Barrios Altos, el sujeto lírico nos presenta el plano central de un acontecimiento en el que solitarias sombras despojadas de emociones habitan un inhóspito lugar: “Madriguera por donde escapan / los rostros ebrios de la noche / según ellos, entre lobos y sirenas”. Desde mi perspectiva, lo más significativo de este último texto no es su brevedad; sino justamente es en esa brevedad donde habita el germen de una historia que cada lector podría ficcionalizar.
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Tradición y ruptura
Isabel Gonzáles Gil señala que la poesía es tradición, pero también es ruptura. Así como la poesía prolonga un quehacer poético que coloca al lenguaje en el escenario de lo sagrado, también busca derrumbar ese altar para que sea el mismo lenguaje quien transite sobre los márgenes de lo abyecto.
Tengo la impresión de que, por ahora, la poesía de Luis Quispe Palomino ha comenzado a contemplar ese proceso disruptivo y es muy probable que pronto comience a vivificarlo.