Queda claro que Keiko Fujimori y cierto poder fáctico no aceptarán la derrota y harán todo lo que esté a su alcance para seguir sometiendo al país en la incertidumbre. (Foto: AFP)
Queda claro que Keiko Fujimori y cierto poder fáctico no aceptarán la derrota y harán todo lo que esté a su alcance para seguir sometiendo al país en la incertidumbre. (Foto: AFP)

Primero Keiko Fujimori y los suyos dijeron que serían los votos del extranjero los que les harían remontar y obtener el triunfo en la segunda vuelta. No fue así. No les alcanzó.

En segundo lugar, dijeron que hubo una estrategia de Perú Libre para sistemáticamente impugnar las actas donde había ganado Keiko Fujimori. Pero la verdad es que el número de impugnaciones no era mayor que el histórico, ni siquiera fue mayor que las presentadas en la elección anterior, la del 2016. Y, además, solo unos 700 votos estuvieron en juego. En conclusión, no fue ni estrategia sistemática ni tuvo influencia alguna en el conteo de votos.

En tercer lugar, dijeron que hubo fraude en mesa y por eso pidieron anular las votaciones de una serie de mesas de la zona rural. Han presentado los recursos de nulidad y todas, absolutamente todas las solicitudes han sido denegadas por asuntos de forma y de fondo.  Quedan los recursos de nulidad que no entraron dentro del plazo, y que Fuerza Popular busca desesperadamente incluir. Aun si ingresaran esos recursos, las cuentas no les da: de todos modos ganaría Castillo, aunque por un margen más estrecho.

Y en cuarto lugar, por lo antes señalado, en estos últimos días los “muertos vivientes” de la política nacional, algunos agentes de lo más reaccionario, han salido a hablar de anular la segunda vuelta electoral y de volver a convocar nuevas elecciones. No hay causal válida para eso, pero después del embate tuitero de electo congresista Montoya, ya salió el exmagistrado Javier Villa Stein a interponer un recurso de nulidad de la segunda vuelta. Mientras tanto, en paralelo, emergen exmilitares -sobre todo marinos en retiro que traicionan el uniforme de Grau- a invocar un golpe de Estado.

Y así llegamos a este momento en el que queda claro que Keiko Fujimori y cierto poder fáctico no aceptarán la derrota y harán todo lo que esté a su alcance para seguir sometiendo al país en la incertidumbre. Como ha ocurrido en el siglo pasado, parecen ser capaces hasta de patear el tablero con tal de no perder el poder. ¿Qué tanto hay detrás de todo esto? ¿Hasta dónde diantres quieren llegar?