En Lambayeque, 990 mil 172 personas, entre adultos y adolescentes de 12 a 17 años, han recibido al menos la primera dosis contra el Covid-19. Casi el 91% de ellos ya cuenta con la segunda dosis, lo que favorece a una mayor protección contra el Covid-19.
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Sin embargo, otros más de 130 mil ciudadanos aún no han aceptado vacunarse. La Gerencia Regional de Salud (Geresa) explicó que muchas de las personas no vacunadas esgrimen razones religiosas y teorías conspirativas para dudar de la eficacia de la vacuna.
En riesgo
Las estadísticas a nivel regional y nacional han demostrado que los no vacunados tienen mayor riesgo de hospitalización por Covid-19.
Por ejemplo, un estudio publicado por el Ministerio de Salud reveló que hasta el 9 de enero pasado el 90% de los pacientes hospitalizados en todo el país no tenía ninguna dosis de la vacuna.
Pese a estas evidencias, 134 mil 60 personas en Lambayeque, incluyendo más de 22 mil adolescentes de 12 a 16 años, no están protegidos contra esta enfermedad ni contra la variante ómicron que ahora predomina en todo el territorio nacional.
El último martes, la Geresa advirtió que los contagios en menores de edad han aumentado, siendo los niños con menos de 12 años los más desprotegidos debido a que aún no tienen las dos dosis de la vacuna.
El caso del menor de apenas un año que falleció esta semana en Tumbes debido al Covid-19 recuerda la vulnerabilidad de esta población.
La Dirección de Salud de dicha región precisó que el menor tenía comorbibilidades (anemia y destrucción crónica) y sus padres no estaban vacunados contra el Covid19 debido a sus creencias religiosas.
¿Este aspecto también ha sido motivo para que personas en Lambayeque no se vacunen? El médico epidemiólogo, Jorge Fernández Mogollón, confirmó que se han reportado casos similares.
Se trata de personas que tampoco creen en las transfusiones sanguíneas a causa de su religión.
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“Ellos, por ejemplo, consideran que la pandemia, que el virus (Sars-CoV-2) no existe. O que el uso de la mascarilla es dañino. Lo vi hace poco en una entrevista donde un ciudadano chiclayano dijo que la mascarilla es un invento del diablo”, refirió Fernández.
Otras ideas sin sustento científico también son utilizadas para rechazar la vacunación. Incluso, grupos antivacunas han protestado en parques públicos de Chiclayo y frente a la Corte Superior de Justicia.
“Dicen que los vacunas tienen sustancias tóxicas, modifican el ADN de las personas o que es para colocarnos un chip. Algunos admiten esto como verdad y eso nos perjudica. Imagínate esta cantidad exponencial de contagios que existen en el escenario de la primera ola, cuando no teníamos la vacuna. Sería una catástrofe”, explicó el funcionario de Geresa.
Las teorías conspirativas también son aceptadas entre los no vacunados. Tal como menciona Fernández, ellos hablan de “un nuevo orden mundial y que se pretende limitar la fecundidad” como parte de un argumento que no tiene evidencias científicas.
Ahora que los menores de 12 años van a poder ser inoculados, muchos padres de familia han empezado a consultar por los efectos adversos de la vacuna. Al respecto, el galeno aclaró que no se han reportado casos de Guillain-Barré ni convulsiones en niños como resultado de la vacunación.
“Las personas piensan que los niños son conejillos de indias. Lo mismo dijeron cuando se estaba vacunando al personal de salud, que era un experimento. La FDA y otras instituciones han garantizado que se cumplan todos los pasos antes de aprobar las vacunas. En los países donde ya se han vacunado a los niños, no se han reportado efectos adversos de interés”, remarcó.