Ciudadanos llegaron desde temprano para ingresar al recinto en esta fecha especial y significativa en medio de la pandemia.
Ciudadanos llegaron desde temprano para ingresar al recinto en esta fecha especial y significativa en medio de la pandemia.

Decenas de lambayecanos visitaron el cementerio El Carmen por el Día de Todos los Santos.

Esta fecha estuvo marcada por la concurrencia de ciudadanos que se reencontraron con sus parientes difuntos después de dos años, a causa de la pandemia por la Covid-19.

Cabe precisar que el camposanto, de propiedad de la Sociedad de Beneficencia de Chiclayo (SBCH), estuvo cerrado al público por medidas de bioseguridad.

Emotivo

En este lugar también fueron enterrados quienes no pudieron ganarle la batalla al nuevo coronavirus.

“Hemos llegado con mi hermano a visitar a mi madre. Es muy bueno que hayan abierto, ya que es costumbre venir a recordar a los difuntos”, expresó Julio Salés Huerta al ingreso del cementerio.

En los pasadizos se podía observar a muchas personas dejar sus arreglos florales, luego de limpiar las lápidas que encontraron cubiertas de polvo.

Aunque el Ministerio de Salud (Minsa) emitió disposiciones sanitarias para los cementerios, a fin que se cumpla el distanciamiento social, la SBCH permitió que comerciantes de flores realicen sus actividades en la vía pública. Esto generó que los asistentes se aglomeren en diferentes momentos.

“Nosotros perdimos dos familiares durante la pandemia, es muy importante estar aquí en esta fecha y con todo lo que se ha vivido”, declaró Herber Lázaro Contreras.

A fin de reconfortar a los deudos, se desarrolló una breve misa en homenaje a todos los difuntos.

Este martes es otra fecha importante en el calendario católico, ya que se conmemora a los Fieles Difuntos y se espera un mayor número de asistentes.

Abandono

Se están realizando trabajos para mejorar el local, ya que ha permanecido abandonado”, señaló la presidente de la Beneficencia de Chiclayo, Erika Araujo Gonzales.

Pese al esfuerzo de los trabajadores de la SBCH, el emblemático cementerio lucía descuidado y con desmonte acumulado en algunas áreas.

En la puerta de ingreso se colocó una bandeja con cal para la desinfección de los zapatos, pero no se entregó alcohol ni se tomó la temperatura, aunque no se dejó de exigir el uso de la doble mascarilla. Araujo anotó que para el acceso al recinto ya no se utilizará el termómetro en los visitantes, y se comprometió a resolver los problemas de limpieza.