Conforme se vuelve a incrementar el número de ciudadanos internados por la COVID-19 en los hospitales de la capital, numerosos parientes y familiares han invadido las puertas de emergencia de los establecimientos de salud aguardando alguna noticia de los médicos.
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En un recorrido por los principales nosocomios limeños, Correo pudo comprobar que en los exteriores muchas personas aguardan largas horas y otros duermen en el lugar para ser los primeros en conocer los partes médicos sobre la salud de sus familiares.
Nuestra visita se inició, muy temprano, en el hospital Hipólito Unanue, ubicado en El Agustino. Con frazadas cubriendo su cuerpo, algunas personas se desperezaban con la angustia reflejada en su rostro.
Tras escuchar a los vigilantes gritar algún nombre, todos se arremolinaban en la puerta para comprobar si habían sido mencionados.
Esta misma situación se vive cada día o cada amanecer en el hospital Arzobispo Loayza, ubicado en la avenida Alfonso Ugarte, donde otro grupo de parientes espera largas horas para saber sobre el estado de salud de sus familiares infectados por el mortal virus.
Una panorama menos dramático se observó en los hospitales Dos de Mayo y Guillermo Almenara de EsSalud, situados en la avenida Grau, donde algunas personas se encontraban en las puertas de ambos centros de salud.
Desde mediados de diciembre, la presencia de personas en las afueras de los hospitales ha crecido diariamente, como una evidencia de que más ciudadanos vienen siendo internados por contagiarse del mortal coronavirus.