Una protesta sin precedentes dejó a Lima y Callao casi sin transporte urbano este jueves 10 de abril. Según relata Canal N, más de 20 mil buses acataron un paro convocado por diversos gremios ante la alarmante ola de inseguridad que afecta al sector: 16 transportistas asesinados y numerosos casos de extorsión fueron el detonante.
El impacto fue notorio en zonas clave como la Carretera Central, el óvalo de Santa Anita y Puente Nuevo, donde el transporte formal desapareció casi por completo. Ante el vacío, colectiveros informales aprovecharon para cobrar hasta cinco veces más de lo habitual.
En Puente Nuevo, se pagaron hasta cinco soles solo para llegar al Puente Alipio. La situación se alivió parcialmente cuando unidades de la Policía comenzaron a trasladar a pasajeros desde El Agustino hasta Atocongo y Santa Anita.
La jornada también estuvo marcada por una marcha al Congreso. Participaron familiares de choferes asesinados, como Liliana Zárate, esposa de una víctima en Los Olivos.
Dirigentes gremiales fueron recibidos en el Parlamento, mientras el país sigue a la espera de una respuesta concreta del gobierno ante la creciente violencia que azota al transporte público.
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