El equipo de Vigilancia Genómica del Instituto Nacional de Salud (INS), entidad del Ministerio de Salud (Minsa) encargada de la secuenciación y análisis genómico de SARS-CoV-2 en el Perú, ha detectado hasta el momento la presencia de 31 muestras con el linaje descendiente BA.2 de la variante de preocupación ómicron del COVID-19.
Según el INS, estos 31 casos, junto a 3 detectados por la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y 1 por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), suman un total 35 casos registrado en todo el país en dos meses.
De este total de casos, la gran mayoría han sido identificados en pacientes procedentes de Lima Metropolitana (27), seguido de las regiones Áncash (3), Cusco (2), Callao (2), y Arequipa (1).
Trabajo
Cómo producto de la vigilancia genómica que realiza el INS, el 11 de febrero se identificaron por primera vez dos casos correspondientes al linaje descendiente BA.2 en Lima Metropolitana. Desde entonces se ha detectado este linaje en todas las semanas siguientes, aunque el número siempre ha sido bajo. El mayor número (11 casos) fue detectado en muestras tomadas en la semana epidemiológica del 13 al 19 de marzo del 2022.
En la última semana epidemiológica de la que se tienen datos confiables (del 20 al 26 de Marzo), el linaje BA.2 constituye sólo el 5.4% de todas las muestras identificadas como VOC ómicron.
El INS ha secuenciado 3630 genomas de ómicron desde su detección en el país, a mediados de diciembre de 2021, de los cuales la gran mayoría corresponde a los linajes descendientes BA.1 y BA.1.1.
En cuanto al linaje descendiente BA.2, en Sudamérica ha sido reportado en Brasil, Chile, Argentina, Colombia, Ecuador y Perú, aunque todavía con un número bajo de casos. La presencia de BA.2 se incrementó rápidamente en muchos países europeos y algunos del este asiático, por lo que se piensa que podría reemplazar gradualmente a los otros linajes descendientes, puesto que se considera más transmisible que el linaje original de ómicron.
Al momento, se desconoce si BA.2 representará un problema para los sistemas de salud pública en el mundo. Aparte de su mayor transmisibilidad, no existe evidencia que esté asociado a más hospitalizaciones, muertes, o mayor escape inmune comparado con la variante ómicron original.