"Horacio Zeballos vive en el corazón de cada maestro"
"Horacio Zeballos vive en el corazón de cada maestro"

Al recordarse este 7 de marzo 31 años del fallecimiento de uno de los más grandes moqueguanos de todos los tiempos y artífices de la unión de los profesores, Horacio Zeballos Gámez, diario Correo entrevistó a uno de sus más cercanos amigos y compañeros de luchas, Hernán Vela Espinoza. ¿Cómo conoció a Horacio Zeballos?

Aproximadamente cuando termine la secundaria, al ingresar a la Universidad, éramos vecinos en el barrio de Miraflores, en Arequipa, yo vivía en la calle José Galvez y él vivía en la calle Paz Soldán, como vecinos nos encontrábamos permanentemente, él iba a la Escuela Normal y yo, a la Universidad; desde esa fecha viene nuestra amistad.

¿Recuerda la primera vez que le habló?

Fue a raíz de una convocatoria en Miraflores para la formación de un centro cultural y de estudios, allí lo conocí, varios muchachos participamos y allí estuvo Horacio, en ese entonces salíamos de la universidad con una formación ideológica y política.

¿Cuál fue la primera impresión que le causó?

Irradiaba una carisma extraordinaria, de pronto de inmediato uno se hacía amigo, con facilidad, no había esa tensión, él era uno más, tenía un magnetismo extraordinario, permitía que todos pudieran allegarse a él y conversarle con la mayor facilidad y familiaridad.

¿Cómo era su interacción con otras personas?

Desde que empezó su trabajo en el barrio era considerado un líder porque él precisamente organizó ese círculo y organizó muchos otros, había esa tendencia de un ser eminentemente gregario (del latín agruparse), muy social, extrovertido, comunicaba sus anhelos sus ideas, nosotros lo seguíamos, eramos sus permanentes compañeros en las diferentes actividades deportivas, culturales, sindicales, ya los diferentes sindicatos del magisterio empezaban a formarse para integrar uno solo.

Él había nacido en Carumas y vivido en Moquegua ¿contaba algo de su tierra?

Él era cantor, cantaba, le gustaba mucho las canciones propias de su pueblo, amenizaba las reuniones con sus canciones, no sabía tocar guitarra pero hacía la intención y tenía una bonita voz, intercalaba entre la música algunos poemas, que nacían inmediatamente.

Ambos eran jóvenes, Horacio se interesaba por alguna chica

Bueno había una chica en el barrio, Amanda, no recuerdo su apellido, era la chica más guapa y él estaba prendado de ella. Le dedicaba poemas en los momentos de libertad y jolgorio. Como jóvenes íbamos a dar serenata a la casa de esta chica Amanda y bueno el padre como siempre salía y nos perseguía o nos echaba agua, pero después sería su esposa en la que tuvo muchos hijos.

¿Cómo empiezan a tomar distancia al trabajar?

Horacio parte a Carumas y yo parto a Chivay con la tarea de trabajar en el magisterio e ir formando los sindicatos, luego pasó a Moquegua y después regresó a Arequipa. Esa tarea de unificación no solo fue en arequipa sino en todo el Perú. Horacio empezó a viajar en el centro, en el norte y el oriente, que data desde el 65 hasta el 72, fue una labor titánica porque no teníamos licencia sindical, no éramos reconocidos peor aún que estabamos con el gobierno dictatorial de Velasco Alvarado, quien negó totalmente la posibilidad de reconocimiento del Sutep y a Horacio.

Recuerda que tipo de represión sufrió Horacio

Una gran represión, hay que recordar que Horacio pese a su juventud padecía diabates y los médicos le recomendaban que llevara una vida tranquila, serena, sin angustias; sin embargo más era su entrega, su conciencia política, sindical y magisterial, que se dedicó a eso descuidando su salud. La quebrantaron mucho más porque cuando lo tomaron preso. Nos sometían a torturas, por ejemplo “bola al centro”, nos amarraban de pies y cabeza y metían en un saco. Luego los detectives nos pateaban con el fin de ablandarnos y obligarnos a decir que éramos traidores a la patria.

¿Cómo los alentaba?

Esa represión que la sufrimos todos fue mucho más dura con Horacio, de allí lo sacaron practicamente como un cadáver físicamente pero su fortaleza anímica nos mantuvo firmes a todos. Allí dentro a todos nos sonsacaba: “Yo soy su dirigente sindical, voy a protegerlos, hay gente que queda a fuera y ellos continuarán la lucha. Luego nos llevaron al Sepa (colonia penitenciaria) enla selva donde fue mucho más dura la represión.

¿A 31 años de su muerte, cree que su figura ha disminuido?

De ninguna manera, Horacio vive en el corazón de cada uno de los maestros, es un ejemplo de unidad y fortaleza, aunque ahora los tiempos han cambiado, antes había más mística y vocación, ahora acorde a la modernidad hay mayor individualismo.

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