Una vez más quedó en evidencia ayer la profunda devoción y fe del pueblo de en Jesucristo, en un Viernes Santo, que atrajo a visitantes no solo del interior de la región, sino de diferentes lugares del país, más aun cuando la Semana Santa de Catacaos ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Nación.

Y no fueron solo actos estrictamente religiosos, como la multitudinaria celebración litúrgica y la posterior procesión del Cristo Yacente por las principales calles de la ciudad, sino que como es tradición, el doliente, agradecido por un favor recibido, ofreció los siete potajes en base a pescado, que compartió con miles de cataquenses y visitantes.

ADORACIÓN. Numerosos devotos esperaban ayer su turno en una prolongada fila para la adoración del Cristo en la Cruz.

La hilera de fieles empezaba a un costado del altar, en el interior de la iglesia San Juan Bautista de Catacaos, y se extendía en el exterior hasta casi la aledaña calle Zepita.

Niños y adultos, gestantes y hasta personas de la tercera edad, ayudadas por un familiar, pasaban frotando algodones en la sagrada imagen, para implorar su ayuda.

La adoración de Cristo empezó a las 6:00 de la mañana y se prolongó hasta las 2:00 de la tarde, cuando empezó el sermón de las 7 palabras.

Los integrantes de la hermandad, encargados del orden, insistían en los fieles avanzaran para que todos tuvieran la oportunidad de adorar a Jesús por un momento.

LOS SIETE POTAJES. Esta vez tocó que el doliente Jorge Luis Yarlequé Chiroque ofreciera los siete potajes en base de pescado, en el exterior de su domicilio en la avenida Bolognesi, asentamiento Los Tallanes, en la carretera Sechura-Piura.

En principio, la bendición de los alimentos estuvo a cargo del vicario parroquial José Ruíz Martínez.

Los potajes consistieron en: fruta; queso, con aceituna y galletas; chupe de mariscos; malarrabia; bacalao; vino y durazno.

HASTA 4,00O COMIDAS. El chef Diego Juárez Arrunátegui dijo que habían preparado los siete potajes para un aproximado de 3,500 a 4,000 personas de Catacaos, Piura, la región y del país, que visitaban a la Villa Heroica.

“El grupo de cocina está trabajando desde el día lunes porque hay que escamar y habilitar el pescado y el langostino para prepararlo”, comentó.

“Ya he servido al Señor en varias oportunidades, con dolientes y depositarios. Un aproximado de ocho a nueve oportunidades desde que era joven, entre los 25 y 30 años”, detalló.

Dijo que para él representaba “servirle al Señor y colaborar con el doliente, que es amigo”.

Mencionó que de 80 a 100 personas estaban trabajando de manera desinteresada desde las 11 de la noche de ayer en la preparación de alimentos calientes.

AGRADECIMIENTO. El doliente Jorge Luis Yarlequé Chiroque dijo que estaba feliz y contento y agradecido con su esposa, hijos y familia de poder cumplir con esta promesa.

Mencionó que ser doliente representa llevar el dolor por la muerte de Jesucristo, que dio la vida por nosotros.

“Este es un agradecimiento por haberme ayudado en un momento de desesperación por salud. Es de esta manera que yo le agradezco a Él, compartiendo con los demás”, expresó el doliente.

Dijo que es un trabajador independiente y hace ocho años sufrió un asalto, cuando conducía un trimóvil y recibió dos impactos de bala en la pierna.

Refirió que tres veces fue intervenido quirúrgicamente, pero no se tuvo el resultado esperado, porque el hueso no pegaba.

“Con fe en Dios estoy acá, valiéndome por mí mismo”, indicó. Recordó que en esas circunstancias se encomendó a Dios y entonces un médico le dijo que iba a caminar.

CON DIFICULTADES. “A todos nos llegó el agua. No hubo nadie que se salvó. Todo Catacaos fue inundado por el río en ese momento. Pero, todos tenemos que mirar hacia adelante siempre”, dijo.

Refirió que había invitado para que compartan los siete potajes especialmente a las personas que más habían sufrido con las lluvias y el desborde del río Piura.

“Para nosotros mismos no hay nada imposible, siempre y cuando tengamos la voluntad de cambiar las cosas, no quedarnos allí”, agregó.

LAS SIETE PALABRAS. El párroco de Catacaos, Manuel Castro Sosa, tuvo a cargo las reflexiones respecto a las siete palabras pronunciadas por Jesucristo en la cruz.

Fue en la iglesia San Juan Bautista de Catacaos, que estuvo colmada de feligreses, incluso una visitante de Chachapoyas, llegada solo para participar de la Semana Santa, que estaba sentada en el piso, en un rincón del templo.

La primera palabra “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” refleja que Dios nos ha perdonado en la cruz, pero también tienes que perdonar a tu prójimo.

Y todo perdón exige reparación, hay que reparar el mal, agregó el párroco.

La segunda palabra “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso” nos indica que podemos cambiar. “Dios no vino para juzgarnos, sino para salvarnos”, agregó.

Y así sucesivamente detalló los significados para los cristianos de las otras palabras: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre”; “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”; “Tengo sed”; en tus manos encomiendo mi espíritu”.

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