La estatal petrolera informó que están en proceso de venta de algunas propiedades. Solo ocho bienes inmuebles supera los US$166 millones
La estatal petrolera informó que están en proceso de venta de algunas propiedades. Solo ocho bienes inmuebles supera los US$166 millones

Pese a que en más de una ocasión ha pedido rescate financiero al , para superar la difícil situación económica, mediante un reportaje a nivel nacional difundido por diario Perú 21, se pudo conocer que tiene decenas de propiedades que resultan innecesarias para la ejecución de sus operaciones, y que fácilmente podría vender para paliar la crisis económica, en lugar de exigir al Estado nuevos salvavidas económicos.

Según se pudo conocer, la empresa de todos los peruanos, Petroperú, cuenta con decenas de propiedades en distintas ciudades del país, las cuales resultan irrelevantes e innecesarias para la realización de sus operaciones de hidrocarburos; sin embargo, distintas administraciones (o malas administraciones) han intentado y han gastado miles de soles en remodelar y construir lujosas, vanas y superfluas edificaciones para darse la gran vida de “ricos y millonarios”, a costa de todos los peruanos.

En Talara cuenta con la Villa Punta Arenas, con un área estimada de 448,570 m2, dentro del cual está el club y la sala de bowling, un colegio privado, una piscina semiolímpica, cuyo costo superó el medio millón de soles; mientras que el mantenimiento de toda la propiedad le costaría a la estatal petrolera nada más y nada menos que S/5.7 millones al año.

Entre los “lujos” de los petroleros tenemos que, en octubre de 2012, Petroperú licitó por casi medio millón de soles, la remodelación de la sala de bowling instalada en el Club Punta Arenas, en Talara, con especificaciones técnicas sorprendentes, pues solicitó un equipo de bowling con características similares a las del salón de Larcomar; sin embargo, posteriormente, el contratista comunicó que no podía cubrir el pedido, pues por las características el equipo solo podía ubicarse en Larcomar y no en Punta Arenas, resolviendo el contrato y evitando así gastar frívolamente S/442,359.

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En el distrito de El Alto tiene abandonado el club de pesca Fishing Club, con un área de 56,372 m2, valorizado en US$563 mil y se encuentra judicializado; en el distrito de Los Órganos, tiene el condominio Las Palmeras, de 11,445 m2, valorizada en US$1.7 millones; una casa de playa y dos lotes en el balneario de Punta Sal, entre ellos la Casa Club de Pesca con acceso directo a la playa, tres dormitorios, dos baños, una cocina, un carport, y un generador de energía eléctrica, valorizado en US$120 mil.

De otro lado, en la avenida El Golf de Los Incas, en Surco, se ubica el Club Petroperú, una propiedad de 18,000 m2, cuyo valor llegaría a los US$23.9 millones, el cual actualmente se encuentra en disputa judicial entre Petroperú (que asume los gastos de arbitrios, impuestos, guardianía y otros por su condición de propietario) y la Asociación Club Petróleos del Perú-Petroperú, (que administra el club), mientras que en el parque El Olivar, en San Isidro, tiene dos casonas abandonadas valorizadas en US$8 millones.

La propiedad más valorizada es la oficina principal, en San Isidro, cuyo valor asciende a US$105.6 millones y su mantenimiento bordeaba el millón de soles al año. De acuerdo con el perito Barboza, el valor de mercado de los ocho inmuebles alcanza los US$166′597,921; y si es que se consideran otras propiedades no indispensables, la petrolera accedería a un alivio financiero.

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La estatal petrolera señaló que son afirmaciones inexactas, ya que Petroperú gestiona la venta de los activos que a la fecha son de su propiedad y que no son necesarios para cumplir con su misión corporativa, según las recomendaciones del Plan de Reestructuración aprobado por el Directorio de la empresa en julio 2023 y la normativa vigente.

De otro lado, refirió que el condominio Punta Arenas, en Talara, es un conjunto habitacional con más de 80 años de antigüedad que fue construido por la International Petroleum Company (IPC) y que, en el año 1969, cuando se crea Petroperú, pasó a formar parte de sus activos. En dicho conjunto habitacional reside el personal técnico administrativo de la Nueva Refinería Talara y Planta de Ventas Talara, trabajadores que provienen de distintos puntos de nuestro país.

Como es práctica común en industrias de alta complejidad, el beneficio de vivienda es compensatorio, ya que el personal debe contar con una disponibilidad 24/7 para responder a cualquier emergencia en las instalaciones del complejo industrial. En ese sentido, es el propio personal que hace uso de las viviendas el encargado de su mantenimiento rutinario, quedando Petroperú como propietario del activo, a cargo de los mantenimientos mayores.

Asimismo, indicaron que el funcionamiento del club Punta Arenas, sus mejoras y sus respectivos mantenimientos se solventan con las cuotas mensuales de sus asociados (trabajadores y extrabajadores, así como personal ajeno a la Empresa), mientras que el salón de bowling del Club Punta Arenas, fue parte de los activos construidos por la IPC y a la fecha ahí funciona el comedor del personal.

Sobre el colegio, afirman que es administrado por la Apafa, quienes han recibido los activos en comodato y el mantenimiento, pago de docentes, entre otras cosas, se solventa con las mensualidades pagadas por los padres de familia que tienen hijos en la institución.

Finalmente, negaron haber construido una piscina olímpica, por el contrario señalan que la empresa Técnicas Reunidas, contratista principal del Proyecto Modernización de Refinería Talara, construyó a su cuenta y costo una piscina dentro de su campamento, para uso de su personal.

Cabe indicar que, en abril de 2021, la administración de Petroperú identificó 61 inmuebles “no indispensables” para su operación, con el propósito de ofrecerlos en el mercado inmobiliario; sin embargo, no figuraba el Club Punta Arenas y estaban en proceso de calificación de “no indispensables” las casas de playa de la petrolera ubicadas en los Lotes 12, 31 y 35 del balneario Punta Sal, en Tumbes, así como la casa X-32, en la urbanización Miraflores, Castilla, en Piura.

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