Unas 226 variedades de papa lograron ser recuperadas por comunidades altoandinas de las regiones de Huancavelica, Apurímac, Cusco y Puno, como fruto de las prácticas ancestrales y cinco años de capacitación en desarrollo sostenible, lo cual contribuirá a la seguridad alimentaria, conservación de la agrobiodiversidad, y a la resiliencia frente al cambio climático en nuestro país.
TE PUEDE INTERESAR: Puno: desempeño productivo de la región Puno en el primer trimestre del 2023 tiene saldo negativo
Dichos logros surgieron del intercambio de nuevas prácticas y tecnología de agricultura y conservación de la biodiversidad, con métodos milenarios heredados y transmitidos de generación en generación de las comunidades altoandinas, que resultaron en 95 prácticas ancestrales rescatadas. Todo esto como parte del proyecto de Agrobiodiversidad con el enfoque de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (Global Environmental Facility – GEF), ejecutado por el Ministerio del Ambiente y el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, con la implementación de la Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y la administración de Profonanpe.
“En los últimos cuatro años se han recuperado 226 variedades de cultivos como la papa, maíz, quinua, oca, olluco, añu, cañihua, maca, tarwi y Kiwicha, en más de 6,000 hectáreas junto a más de 1,700 familias. En Huancavelica, se tienen 72 variedades recuperadas, en 16 comunidades involucradas y aproximadamente 500 familias que participan a través de la implementación del mecanismo de Retribución por Servicios de Conservación de la Agrobiodiversidad – ResCA”, explicó César Sotomayor, Coordinador Nacional del Proyecto GEF Agrobiodiversidad SIPAM.