El creador del hit “Mira la morena” celebra tres décadas de ese éxito que marcó su carrera. Hace un recuento de los años que lleva en la música y hasta cuestiona algunas decisiones que tomó
El creador del hit “Mira la morena” celebra tres décadas de ese éxito que marcó su carrera. Hace un recuento de los años que lleva en la música y hasta cuestiona algunas decisiones que tomó

A treinta años del lanzamiento de su éxito “Mira la morena”, el cantante y compositor Julio Andrade sigue celebrando el suceso de un tema que le ha permitido seguir vigente en una carrera que a veces es ingrata con quienes la eligen.

“Si bien el disco “Buscando el sol”,  en el que se incluye la canción, salió en abril o mayo de 1993, el video clip  fue lo que reforzó y la rompió. ‘Mira la morena’ fue un tema que se coronó al margen de la radio, porque en la radio no la difundieron”, dice el artista, que este sábado 25 de marzo inaugura los Estelares del Bar 122 en Jesús María.

¿Eres de tomarte tu tiempo de vez en cuando y recordar los años que han pasado?

Yo siempre sigo de frente, pero el pasado es muy importante porque de alguna manera sigue siendo el impulso para mantenerte, para seguir generando y desarrollándote. El pasado tiene situaciones muy gratas e ingratas, son creo  las ingratas las que a mí me han ayudado muchísimo a saber de qué estoy hecho, a saber quién soy.

¿Qué situaciones ingratas te han hecho aprender a la fuerza?

Al margen de cosas puntuales, lo importante es que aprendí que cuando llegan las tempestades uno se da cuenta quiénes son los amigos, porque si bien no se trata de salir y contestar al cargamontón, descubrí finalmente que uno no es pepita de oro para gustarle a todo el mundo.

Y ahora más maduro, con más sabiduría, ¿Cómo asumes los comentarios?

Hace algunos años, el cargamontón me agarró en un mal momento, muy mal parado, ni le daba importancia al asunto de la redes, yo prefería hablar con mis amigos y mantenernos en nuestras posiciones. Pero de pronto nos dimos cuenta que era algo muy importante lo que generas con tu carrera, pero esta situación me hizo ver, que pasan los meses y también la tormenta.

Es válido que haya gente que no le gusta lo que haces, pero hay quienes viven del odio gratuito.

Seguro que sí, es más, yo tengo claro que esos “odiadores”, ya aprendí que se llaman los ‘haters’, suelen ser aquellos que en el fondo te tienen un odio así alucinante, tipo ese de pareja, se le prenden a un personaje porque no les cae bien, pero yo no pierdo tiempo en dedicarles ni un minuto. Hace años, me lo hizo saber un amigo que en paz descanse, Lucho Delgado Aparicio, esta gente finalmente son seguidores tuyos, tienen que ver contigo y acostúmbrate a esto porque las redes sociales vienen con todo.

¿Cuántos años de carrera ya tienes?

Este año estoy cumpliendo, como solista 30 años, si sumamos los tres anteriores, lo que hice con el grupo “Paradero”, son 33 realmente de carrera.

¿Hay algunas decisiones en tu carrera de las que te arrepientes?

Estoy agradecido porque he sabido mantenerme y sigo vigente, pero cuando estaba en el momento más importante de mi carrera debí de ser un poco más responsable. No me arrepiento intensamente de mi época del rock star, pero hay algunos colegas que lograron establecer una carrera más exitosa; cuando eres joven y estás armando los cimientos me dejé llevar por el relajo.

¿En tu mejor momento te propusieron salir del Perú para manejar tu carrera desde fuera?

En el año 97 fui por primera vez a los Estados Unidos porque un productor peruano me convocó a Los Ángeles, porque una de mis canciones estaba sonando. Viajé por unas semanas y me quedé seis meses. Empezamos a trabajar promoción con la compañía Sony y hasta me armaron una banda importante. Pero llegó un 25 de abril de 1997, día en el que nació mi hijo menor aquí en Lima, y mi esposa Pilar me llama para darme la noticia. En ese momento, tomé el primer avión y regresé, dije, si me quieren me volverán a llamar; no me quería perder ese acontecimiento en mi familia del cual no me arrepiento. Eso lo tengo muy claro, aunque después me enteré que podría haber trabajado con un músico que hoy es un grande: Gustavo Santaolalla.