El artista reflexiona sobre el trabajo de su gremio ante la paulatina reactivación económica, y nos cuenta de su obra “Kronos y los viajeros del tiempo” en el teatro La Plaza
El artista reflexiona sobre el trabajo de su gremio ante la paulatina reactivación económica, y nos cuenta de su obra “Kronos y los viajeros del tiempo” en el teatro La Plaza

Como casi todo su gremio, que se refugió en la virtualidad, el actor Manuel Gold también esperaba con ansias retornar a un escenario con público, y con “Kronos y los viajeros de tiempo”, con funciones este fin de semana en el teatro La Plaza se cumple este deseo. “Yo estaba muy emocionado por volver a trabajar en el teatro, por volver a pisar un escenario después de casi dos años. Volver a trabajar ante un público que esté presente -con todos los cuidados y los protocolos del caso- era lo que más me emocionaba”, admite el actor.

Un personaje completamente distinto el que te tocó.

Pablo Saldarriaga me llamó para ser el padre de la familia y, generalmente, a mí siempre me habían llamado para interpretar al hijo joven de alguna familia pero ya no. Ahora tengo 36 años, y es la primera vez que me dan un personaje así.

¿Te hace algún ruido que ya no estés proyectando tanta juventud o que vayas dejando esa imagen de muchachito joven?

¡Hace tiempo que la tengo, hermano! Hace tiempo que soy consciente que no estoy del lado más joven. El otro día, en una entrevista para TVPerú, me presentaron como un actor muy joven, pero eso es porque siempre he tenido cara de chibolo, pero ya tengo más de 35, ya no lo soy.

Bueno, no eres un viejo pero ya no el típico jovencito veinteañero...

No pues, hace rato que ya no. Y me parece chévere que Pablo haya confiado en mí para ser un personaje de un hombre, digamos mayor, un padre de familia que tiene un montón de características distintas a mí: medio autoritario y medio gritón, y he tratado de construir este personaje como yo veía en mi niñez a los padres de familia.

¿Es un reto?

¡Claro! Pero este personaje, a pesar de que es medio cascarrabias y renegón también tiene mucha comedia, porque lo he trabajado desde ese lado, también tiene sentido del humor, pero del típico papá que hace su chistecito malazo.

¿Del papá que, aunque quiera, no puede sintonizar con el humor juvenil?

De jugar a ese tipo de papá que te quiere caer bien, que quiere congeniar con la hija adolescente, pero a la hija adolescente este papá solo le parece un troglodita. He trabajado eso para que sea una característica del personaje, pero además sin que el personaje pierda el cariño por su familia, porque igual es una persona que ama a su familia, que quiere lo mejor para ella, que tiene algunas formas equivocadas, pero el objetivo finalmente es el mismo de todos: que la familia sobreviva, permanezca unida y puedan eventualmente regresar a su casa.

Si la pandemia no ha desaparecido al teatro presencial, creo que no habrá nada que pueda derrotarlo y seguirá adaptándose a las situaciones que vengan, como ha sucedido a través de la historia.

¡Totalmente! Se va a ir adaptando, se va a ir transformando, se va a ir adecuando a las circunstancias, con aforos reducidos, con teatro al aire libre porque también eso es una opción, tomar los espacios públicos como los parques para empezar a hacer arte ahí, para poder llevar música ahí, para poder llevar teatro, y bueno las salas que cumplan la ley que actúen de manera responsable, pero claro el teatro en sí mismo no va a desaparecer.

¿Y cómo llamamos al teatro virtual, porque existe una discusión entre tus colegas?

No me interesa la nomenclatura, el nombre que se le ponga es una discusión que me parece absolutamente irrelevante para estos tiempos, el nombre ya aparecerá, lo más importante es hacer algo.

Estamos en otra cosa más importante que eso. ¿Primero preocupémonos por vivir y luego le ponemos nombre a las cosas?

Manuel Enrique Gold Pérez

35 años. Fue reportero del programa “Polizontes” y también participó en la serie televisiva “Somos family” (2005), en  diversas obras teatrales y en las películas “El vientre” (2014) y “Cebiche de tiburón” (2017).

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