Rafael Delgado tenía cinco años cuando se produjo su primer encuentro con el violonchelo y hoy, convertido en un talentoso músico, recuerda que nunca imaginó que ese instrumento de cuerda frotada terminaría marcando su vida y se convertiría en una pasión a la que no le ha puesto límites. “De adolescente entré al Conservatorio Nacional de Música y cuando terminé mis estudios secundarios decidí continuar mi formación superior en Argentina. Allí ingresé a la Universidad Nacional del Arte, donde me gradué y tengo la licenciatura, también la maestría, pero yo continué con mis estudios de violonchelo clásico hasta el año 98″,cuenta el músico que junto a su sexteto presentan este 11 en el Teatro Municipal su espectáculo “Migrante” que incluye lo mejor de su repertorio.
¿Siempre fuiste inquieto con la música?
Cuando salí del conservatorio empecé a hacer exploraciones sobre otras posibilidades del chelo que era lo que me interesaba, yo quería hacer música peruana, criolla, música andina, quería hacer música de toda Latinoamérica, y bueno, eso no estaba contemplado en la formación académica del chelo, lamentablemente, entonces tuve que hacer un camino para encontrarlo.
Con el chelo todo tiene que ser clásico, ¿No?
Convencionalmente, pero afortunadamente ya hace varios años que muchos grupos se dedican a la exploración del chelo en otras propuestas, hay muchas exploraciones en las músicas populares, pero, en las escuelas convencionales esto no se contempla. En el lugar donde yo enseño, que es el Conservatorio Superior Manuel de Falla, donde tenemos la carrera de músicas populares argentinas, yo enseño chelo folclor, pero acá en Perú todavía.
¿Cómo llega tu primer álbum en el que ya asumes tu propuesta definida con el chelo?
Desde el año 92, acá en Perú, yo ya hacía freelance, tocaba con José Luis Madueño, con Gabriel Alegría, cuando me mudé a Argentina toqué en muchos proyectos de tango, folclore. Fue así que en un momento dije: ya es hora que haga mi disco solista. Fue así que saqué el ‘Chelfie 1 Territorios’, ese disco sale en el 2017, y empiezo a hacer una búsqueda del chelo, no como acompañando música popular latinoamericana, sino el chelo como solista, en ese formato.
¿Entre tu proceso de creación del álbum 1 y del “Chelfie 2 – Migrante”, fuiste explorando otros territorios?
Sí, yo creo que la investigación que llevamos adelante y los y las chelistas que somos populares, ha cambiado la forma de tocar el violonchelo. Es decir, inventamos nuevas formas de tocar que en la música clásica no se utilizan.
¿Cuál es tu nueva forma de tocar el violonchelo?
Yo utilizo un chelo de cinco cuerdas, normalmente el chelo tiene cuatro, y además compongo desde el chelo, improviso con el chelo. Por ejemplo, qué pasa con el chelo en una agrupación de tango, qué pasa con una guitarra criolla, o qué pasa en un trío con combo y guitarra haciendo folclore argentino,. Cuando tuve que presentar el primer disco era imposible, entonces tuve que armar una banda que pudiera tocar todo eso conmigo, y arme un quinteto, y en la búsqueda misma de la sonoridad del quinteto con el chelo dirigiendo, incluso para componer nuevos temas.
Tú trabajas con diversos géneros populares ¿te atreverías a incluir el chelo en la música urbana o lo descartas de plano? No, yo no descarto nada, porque sabes qué, hace años la cumbia estaba mal vista en Argentina, y ahora todo lo que ha logrado la cumbia en la música argentina, es fantástico. Lo que pasa es que cada exploración, de cada manifestación cultural hay que tomarla en cuenta, y hay que estudiar y ver qué es lo que puede ser representativo. El nivel de producción de los discos de reggaetón es cada vez más alto, y la calidad que tienen sorprende
El verdadero músico nunca juzgará desde el prejuicio a los diversos ritmos.
.Cada manifestación cultural tiene sus características, y tal vez hoy nos falta evolución para escribirlas o entender por qué eso genera determinadas formas de consumo o gustos musicales. Quién es uno para decir que esto es bueno o esto malo, es difícil, por lo menos en las manifestaciones culturales, descalificar me suena como a fascismo, no me gusta, me corro, me corro.