Una risa y una expresión de duda marcan el rostro de los clientes que prueban los helados de María del Carmen Pilapaña, quien desde hace algunas semanas sirve algunos de los sabores más extravagantes en Ecuador.
En cualquier parte del mundo se pueden conseguir helados de vainilla, chocolate o mora, pero esta humilde mujer está llevando las cosas a otro nivel gastronómico, al utilizar cuy para hacerlo como postre. También tiene sabores de escarabajo y hongos, lo que ha despertado un interés por parte de miles de personas.
“Tenía recelo, pero ha estado rico. Sí me gustó mucho esta preparación de helado de cuy”, dijo Marlene Franco, jubilada de 78 años, luego de probarlo. Agregó que no tendría problema en volverlo a comer.
En países cercanos de la región, como Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador, también se consume cuy, pero no hay negocios conocidos que lo preparen como postre.
Cuando Pilapaña escucha que en otros lugares el cuy es una mascota, ella se limita a señalar: “acá la gente se lo come y es bien rico. Por eso compran hasta los helados”.
Para satisfacer la creciente demanda, la emprendedora prepara cada semana al menos 150 helados de cuy, 40 de escarabajo y algo menos de hongos en su pequeña heladería, apenas un rincón con dos mesas rudimentarias en medio de un gran patio con locales como laboratorios y centros de atención dental.
Después de un laborioso proceso que incluye la cocción del cuy hasta dejarlo como un paté, Pilapaña logra concentrar los sabores del roedor. Al escarabajo lo tuesta y a los hongos los fusiona con crema y frutas como piña, maracuyá o naranjilla. Luego refrigera hasta que las preparaciones toman la consistencia de un helado.
El helado de cuy deja un cierto sabor que se asemeja a una mezcla entre carne de gallina y conejo. En el de escarabajo se percibe cierto aroma a tierra mojada.