Investigadores de la Universidad John Hopkins y de la Universidad de Nebraska descubrieron un virus que vuelve “un poco más tontas” a las personas.
Los científicos encontraron de manera sorpresiva un “virus de la estupidez” en la garganta de personas sanas. El 44% de las personas que dieron positivo al virus se desempeñaron de 7 a 9% más abajo en exámenes de coeficiente intelectual que mide capacidad de atención y que tan fácil se procesa información visual.
En rigor, se descubrió que el virus de las algas, nunca antes observado en personas sanas, afecta a las funciones cognitivas, incluyendo el procesamiento visual y la conciencia espacial.
De manera sorpresiva, cuando los investigadores de Nebraska inyectaron el virus en ratones de laboratorio, estos comenzaron a equivocarse en los laberintos, se mostraron desconcertados con sus juguetes nuevos y no encontraban nuevas salidas puestas en sus jaulas. Actuaron, en resumidas cuentas, un poco más estúpidos que el ratón promedio.
Según el investigador y doctor Robert Yolken, “este es un ejemplo que muestra que los microorganismos inofensivos pueden afectar nuestras conductas y el aprendizaje”.
Aunque existen otros expertos que se muestran escépticos sobre este estudio, también están de acuerdo en que aún no conocemos las implicaciones de los virus en un organismo lleno de células.
Yolken, el virólogo que dirigió el estudio original, muchas diferencias fisiológicas entre una persona A y una persona B están codificadas en el conjunto de genes que cada uno hereda de sus padres, sin embargo, algunas de estas diferencias son alimentadas por los diversos microorganismos que albergamos en nuestro cuerpo y por la forma en que interactúan con nuestros genes.
Los cuerpos de los seres humanos contienen miles de millones de bacterias, virus y hongos. La mayoría son inofensivos, pero los resultados de esta investigación muestran que existen algunos microbios que pueden tener un impacto negativo en las funciones cognitivas, a pesar de que dejan a los individuos aparentemente sanos.
Los hallazgos del estudio fueron publicados en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU