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Los reflectores que apuntaban a sus pirámides daban a Caral un halo de misterio en una noche dominada por la luna llena y el murmullo de los turistas. Una cuadrillla de nativos rememora una escena que se repite desde hace 5 mil años, en la que cargan en andas a su máxima autoridad, portan antorchas en la mano y apuran el paso rumbo al anfiteatro para participar en la ancestral ceremonia del pago a la tierra. Una viva fogata los esperaba allí, rodeada de visitantes de todo el mundo.

El pago a la tierra es un ritual que tenía como fin agradecer a la Pachamama -considerada una deidad en el mundo andino-, por los frutos recibidos, y ayudaba a mantener la armonía que debe reinar entre la naturaleza y el hombre que agradecía de esta manera sus provisiones.

El tercer fin de semana de octubre se realizó en el distrito de Supe, en la provincia limeña de Barranca, este tradicional evento organizado por la directora de la zona arqueológica Caral, Ruth Shady, con motivo de celebrarse el 21 aniversario del inicio de las investigaciones a la civilización más antigua de América.

La ceremonia, que estuvo a cargo del maestro danzaq Rómulo Huamaní Janampa, tiene también como finalidad promover la continuación de la antigua costumbre andina de celebrar reuniones colectivas con la participación de las autoridades y de la sociedad civil para fortalecer nuestra identidad cultural, claro está con la participación de cientos de turistas.

La siguiente fue la puesta en escena del mito de la Diosa Raywana, que se llevó a cabo con la participación del actor Reynaldo Arenas y su elenco. “Está relacionada con la producción agrícola en épocas de escases y crisis climática. En la obra se observa cómo las aves representadas por los actores echan las pulgas a la diosa para que esta suelte los alimentos a las poblaciones para ser distribuida en la costa, sierra y selva”, cuenta Ruth Shady tras recordar que nuestras antiguas sociedades se aseguraban de mantener en la memoria colectiva este tipo de historias para no olvidar los momentos de crisis por los que atravesaba.

“Esto es lo que nos pasa ahora, porque estamos frente a un fenómeno de El Niño que anuncian que va a ser muy fuerte y recién nos preocupamos de qué cosa es lo que puede ocurrir con todas esas poblaciones que están asentadas en cauces aluviales que van a ser reactivados con El Niño. Eso no podía ocurrir en el pasado”, destaca la arqueóloga.

No es difícil llegar a Caral, solo toma tres horas desde Lima yendo por la Panamericana Norte hasta el kilómetro 184, donde un letrero anuncia el ingreso a Ambar, vía por la que deberá recorrer 23 km antes de llegar al complejo arqueológico de la Ciudad Sagrada, donde además del legado paisajístico el turista puede deleitarse con la gastronomía y artesanía local.

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