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Son pequeñas, espinosas, jugosas, deliciosas y se consumen en ensaladas, guisos y extractos. Se trata de las caiguas silvestres andinas que crecen como mala hierba en algunos pueblos del departamento de Áncash, principalmente en las alturas de la Cordillera Negra.

"Crecen en los cercos de las chacras. No las sembramos, pero hay que cuidarlas", afirmó la señora Gladis Dina Rurush Jorge, quien ha llegado desde el pueblo de Ecash, ubicado en la provincia de Huaraz, a más de tres mil metros sobre el nivel del mar.

La señora Gladis afirmó que las enredaderas de estas caiguas producen todo el año. "En época de lluvia, entre diciembre y abril, hay abundancia", añadió.

El kilo de esta frutilla andina se vende a seis nuevos soles en el Gran Mercado de Mistura.

"Hay que consumir estas maravillas peruanas, que son deliciosas y saludables", dijo un visitante de la feria.