​Roberto Saint Martin: “El primer paso es acercar al niño a su curiosidad innata”
​Roberto Saint Martin: “El primer paso es acercar al niño a su curiosidad innata”

Luego de unas horas de recibir sus primeras clases de robótica, niños de Trujillo y de Lima fueron capaces de manejar robots y drones, y de presentar sus propias propuestas para salvar el medio ambiente en el City Tech Camp de Fundación Telefónica. Esta experiencia, que reunió por siete días a 45 estudiantes y a sus profesores, contó con la participación de RobotiX, una escuela mexicana de robótica para niños. Roberto Saint Martin, uno de los fundadores de esta academia, señala que a través de la tecnología es posible cambiar la realidad en que vivimos.

¿Cómo se acercaron a la educación desde la ingeniería? Siempre en el equipo sentimos la necesidad de involucrarnos con pedagogos y pensar en cómo formar nuestro modelo educativo. Luego salimos al campo y probamos nuestro primer prototipo, pero no nos fue tan bien. Nos pasaba lo mismo que al sistema educativo normal, que los alumnos no lo encontraban pertinente. Entonces, experimentamos hasta mejorar el modelo. Ahora tenemos diez años impartiendo clases en distintos ámbitos y en México formamos parte de un programa gubernamental llamado “Puntos Interconectados”.

¿Es difícil desarrollar tecnología? La ropa, los lápices y casi todo lo que tenemos es tecnología. Lo primero que necesitamos es darnos cuenta de lo sencillo y entusiasmante que puede ser aprender esta disciplina. En el modelo educativo de RobotiX, el primer paso es acercar al niño a su curiosidad innata, el segundo objetivo es el desarrollo emocional para que se sienta cómodo con él mismo y el tercero, es permitirle ser creativo.

¿La educación puede solucionarse mejorando el nivel de los docentes? La educación es un sistema y estos tienen la peculiaridad de que todos sus elementos lo afectan. Creo que la manera en que los docentes son formados es mejorable, al igual que la infraestructura y la currícula. Pero lo más importante es que ahora, a nivel mundial, se está volviendo a cuestionar cuál debería ser la mejor forma de educar.

¿En qué forma debería de cambiar la educación? Antes estábamos muy orientados a la obediencia y a la memorización. Cuando vemos el mundo contemporáneo con internet, pareciera que más que hallar la ciencia, tenemos que buscar que los alumnos sepan colaborar los unos con los otros. La memorización ya no tiene sentido.

¿Hacia dónde se debería de apuntar? Los niños de hoy se van a graduar en 2030 y para esa fecha habrá desafíos sociales inmensos. Tenemos que prepararlos para que puedan dar soluciones a lo que ellos van a vivir. No podemos pensar en que nosotros les vamos a enseñar hoy las respuestas del examen de vida que les va a tocar en 2040.

¿Con la robótica se puede cambiar ese sistema? Independientemente de que usamos la robótica para acercar a los niños a esos conocimientos, no es en sí la tecnología, sino el empoderamiento y el desarrollo emocional lo que construye o cambia el trabajo y las posibilidades de un niño.

¿Qué has aprendido de este trabajo con los niños? A apasionarme más y conectarme con esa curiosidad que todos tenemos y que muchas veces nos obligamos a olvidar. Desaprender como adultos y darnos el tiempo para volver a ver las cosas como si no estuvieran predefinidas es complicado. Tenemos un sistema tan elaborado que, de pronto, nos resulta difícil volver a colorear de otras formas. Creo que la capacidad de reaprender y ser flexibles son cosas que podemos envidiar y aprender de los niños.