Un día como hoy se registró el peor terremoto en la historia de Lima
Un día como hoy se registró el peor terremoto en la historia de Lima

Hace 266 años, un 28 de octubre de 1746, la costa central del Perú fue remecida por el mayor movimiento sísmico del cual se tenga registro en la historia de Lima y Callao.

En cuestión de minutos, los cerca de 60 mil habitantes de la capital del Virreinato del Perú -entonces gobernado por José Antonio Manso de Velasco- vieron derrumbarse todo a su alrededor. Solares, templos, conventos y edificaciones oficiales quedaron convertidos en escombros, dejando nubes de polvo en medio de la histeria y confusión.

"El 28 de Octubre de 1746, día de los Santos Apóstoles San Simón y Judas, hallándome en Lima a las diez y media de la noche, sentado a la mesa en punto de principiar la cena, sentí que todo el techo de la sala se removía con poco y sutil ruido. Conociendo era temblor de tierra y habiendo yo despreciado otros mayores, quiso la providencia divina que en esta ocasión no lo ejecutase levantándome con tal velocidad, corriendo fuera de la sala y antesala a un descubierto (...). Apenas salí por la última puerta de la vivienda principal cuando se vino a tierra con toda la fachada, teniendo la satisfacción de fijarme para este accidente a observar con menos riesgo, y ánimo tranquilo los terribles movimientos de la tierra, que parecía abrirse, sacudiendo con menuda y extraordinaria velocidad los edificios", describió el Marqués de Obando en carta a un amigo.

Tras el sismo, que de acuerdo a gente de la época superó los tres minutos, la ciudad estaba en ruinas y a oscuras, apenas iluminada por la luz tenue de la luna llena. Expertos en sismos sostienen que, según los datos referidos en crónicas, el terremoto debió haber alcanzado una magnitud de 9 grados.

Dada la hora y la incomunicación de la época, nadie en la ciudad siquiera imaginaba lo que había acontecido en el Callao, que tras el movimiento fue arrasado por un maremoto. A la mañana comenzaron a circular rumores de la destrucción del puerto y el virrey envió algunos soldados a caballo, llegando la confirmación del desastre.

Media hora después del sismo una ola de aproximadamente 24 metros hizo su aparición, hundiendo los 23 barcos acoderados en el puerto y destruyendo el pueblo a su paso. Testigos afirmaron que la primera de las dos olas que llegaron a la costa superaba los 80 pies de altura.

El número de los que perecieron se calcula en unos cuatro a cinco mil, salvándose apenas 200 personas. Del antiguo puerto solo quedaron restos de la muralla y arranques de las paredes de algunos edificios.

El reporte oficial informó la muerte de 10 mil personas en Lima, Callao y villas adyacentes. En la capital los infortunados no debieron pasar de dos mil, existiendo diversos datos al respecto al no haberse dado sepultura a todos los cuerpos encontrados. Muchos quedaron atrapados entre ruinas y sólo con el tiempo fueron paulatinamente descubiertos.

"Jamás se vio consternación igual a la que se esparció entonces en Lima. Se miraban todos como perdidos sin remedio: continuaban siempre los temblores, y hasta el 29 de noviembre se contaron más de sesenta, de los cuales algunos habían sido fuertes", escribió en ese entonces el padre Pedro Lozano de la Compañía de Jesús.

La fecha quedó para siempre marcada como el día más trágico en la historia de Lima, hasta nuestros días.

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