El número de infectados en Brasil supera ya los 12,3 millones, después de notificar 100.158 nuevos casos en el último día. (NELSON ALMEIDA / AFP)
El número de infectados en Brasil supera ya los 12,3 millones, después de notificar 100.158 nuevos casos en el último día. (NELSON ALMEIDA / AFP)

registró este jueves un nuevo récord diario de casos de COVID-19, al sumar más de 100.000, mientras crecen las presiones sobre el presidente para que solucione un drama que ha puesto a los hospitales en vilo.

El país, que contabiliza más de 303.000 fallecidos y hoy reportó otros 2.777, es actualmente el lugar del planeta donde más se muere por COVID-19 al día, muy por encima del promedio de Estados Unidos (1.024) y México (560), que aparecen justo detrás, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El número de infectados supera ya los 12,3 millones, después de notificar 100.158 nuevos casos en el último día, de acuerdo con el Ministerio de Salud.

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Con el sistema público de salud casi colapsado y las reservas de medicamentos para los pacientes más graves bajo mínimos, Bolsonaro se quejó este jueves de que la crisis del coronavirus eclipse las acciones de su Gobierno en otras áreas.

“El Gobierno está funcionando, pero no aparece, solo aparece un asunto ahí”, dijo el mandatario a un grupo de seguidores, en Brasilia, en alusión a la pandemia.

Casi en paralelo, el vicepresidente Hamilton Mourao reconocía a los periodistas que el número de fallecimientos supera ya “los límites del sentido común”.

Mientras, el nuevo ministro de Salud, Marcelo Queiroga, visitó hoy varios hospitales de Sao Paulo en un intento por dar una nueva imagen tras la errática gestión de su antecesor, el general Eduardo Pazuello, investigado por la Justicia por presuntas “omisiones” en el combate a la pandemia.

Queiroga también se acercó a la Universidad de Sao Paulo (USP), donde fue recibido con abucheos y protestas por parte de un grupo de estudiantes de la Facultad de Medicina.

Una capilla usada como morgue

En la semana del 15 al 21 de marzo, Brasil aportó el 25 % de todos los decesos mundiales por COVID-19. El actual promedio de muertes es de casi 2.300 al día en el país.

Las unidades de cuidados intensivos (UCI) de prácticamente todo el país están a rebosar ante la explosión de contagios, provocada en parte por la circulación de variantes más infecciosas.

Ese es el caso del hospital municipal “O Centenário”, en Sao Leopoldo, en la zona metropolitana de Porto Alegre (sur), que está atendiendo a enfermos por encima de su capacidad, que es de 18 camas de terapia intensiva.

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Solo en el último fin de semana once pacientes que estaban ingresados fallecieron. Los cuerpos de las víctimas son llevados a la capilla del hospital, que es usada como una suerte de morgue, donde los familiares se despiden de sus seres queridos, según constató Efe.

La vacunación en esta localidad avanza muy lentamente, como en todo Brasil, donde se ha aplicado la primera dosis a tan solo el 6,3 % de la población.

Por otro lado, en Sao Paulo, la Alcaldía anunció este jueves la instalación de 19 plantas de oxígeno para garantizar el suministro a los hospitales de la ciudad, cuyas reservas empezaban a escasear ante el fuerte aumento de ingresos.

“Llegamos a un punto, en todo el país, en el que no hay control”, afirmó a Efe el médico Fábio Gaudenzi, consultor de la Sociedad Brasileña de Infectología (SBI) y quien ahora está de baja debido al estrés producido por la pandemia.

En su opinión, el escenario puede complicarse aún más en las próximas semanas, pues a partir de abril empezará la temporada propicia para la circulación de otros virus respiratorios, como la influenza, que podrían presionar más la red hospitalaria.

Todo ello con el coronavirus en plena fase expansiva. La Universidad Federal Fluminense divulgó este miércoles un estudio en el que afirmó que Brasil puede llegar a 5.000 muertes diarias por COVID-19 entre finales de abril y comienzos de mayo.

Advertencia indirecta a Bolsonaro

En una reunión celebrada el miércoles, las cúpulas de los poderes Legislativo y Judicial pusieron firme a Bolsonaro, quien al término de ese encuentro anunció la creación de un “comité nacional” para combatir la pandemia y pasó a defender “la vida en primer lugar”.

El aparente cambio de tono, sin embargo, no termina de convencer a la oposición y a la comunidad científica, quienes recuerdan el desdén del líder ultraderechista sobre la gravedad del SARS-CoV-2.

“No sé si ese comité tendrá éxito mientras la Presidencia niegue la importancia de la enfermedad y las medidas científicas necesarias”, expresó Gaudenzi.

La aparente concordia entre los líderes de los tres poderes duró poco, después de que el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, alertase de que la “espiral de errores” en el combate a la COVID-19 puede llevar a “remedios políticos”, “amargos” y “fatales”.

Sus declaraciones se interpretaron como una advertencia indirecta a Bolsonaro. En las manos de Lira, como jefe de los diputados, recae la decisión de iniciar un proceso de destitución contra el jefe de Estado.

En su despacho ya hay 70 peticiones para abrir un juicio político a Bolsonaro, aunque, por el momento, no se ha dado trámite a ninguna.

Fuente: EFE

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