El iraní Mohsen Haydari y su mujer en la puerta del Sheraton Cascais Resort, donde tienen planeado quedarse hasta que acabe la pandemia. (Foto: Paula Fernández/EFE)
El iraní Mohsen Haydari y su mujer en la puerta del Sheraton Cascais Resort, donde tienen planeado quedarse hasta que acabe la pandemia. (Foto: Paula Fernández/EFE)

La ha obligado a las familias a buscar lugares seguros para sobrellevar la que afecta a todo el mundo. se ha convertido en un refugio: los resorts y las autocaravanas son los hogares provisionales de cientos de que esperan regresar a sus hogares cuando el virus del baje su letalidad.

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La mayoría de los refugiados en los exclusivos complejos turísticos son europeos, jubilados o personas con teletrabajo. También hay familias de Estados Unidos, Canadá e incluso Irán. Pese a que la tercera ha golpeado a Portugal, desde mediados de enero, los huéspedes prefieren quedarse pues aseguran que las autoridades son serias en tratamiento del virus y las personas responsables y consientes de los cuidados que deben tomar.

Experiencias

Anne Lemonnier ha decidido darle un giro de 360 grados a su vida. A esta francesa residente en Londres le diagnosticaron cáncer y pasó un largo periodo en el hospital mientras el COVID-19 se expandía todo el planeta. Superado el tratamiento se fue a Algarve, una región costera al sur de Portugal. Allí compró una residencia en el complejo turístico Pine Cliffs.

“Decidí reconsiderar completamente mi modo de vida. No me considero una turista, sino casi una residente”, cuenta la francesa que se dedica a la consultoría mediante el teletrabajo.

Lemonnier llegó a Portugal el pasado 20 de diciembre, en el último vuelo antes del cierre de las conexiones con Reino Unido. La mayoría de los huéspedes de este resort permanecen largos tiempos, al momento cuentan con cerca de un centenar de reservas.

No hay distancias

El Sheraton Cascais es otro hotel residencia que da alojamientos de larga estadía. El 60% de sus clientes permanecen un promedio de seis meses. A este paradisiaco lugar llegó una familia iraní en noviembre y no piensan irse hasta que pase la pandemia. Se trata empresario del mármol que está con su esposa y sus tres hijos en el resort.

“Estoy en Portugal para tener una vida mejor y más segura. Las olas van y vienen. Lo importante es el comportamiento del Gobierno y la gente respeta las reglas”, cuenta Mohsen Haydari.

El empresario dirige desde el hotel sus negocios y desde allí sus hijos siguen las clases de la universidad y del colegio por internet. Pese a que la tercera ola ha golpeado a la región de Lisboa, lugar donde se ubica el complejo, prefieren quedarse porque se sienten más seguros ahí que en su país.

Seguros

Otro lugar preferido para largas estadías es el archipiélago de Madeira que es considerado uno de los destinos más seguros de Europa. Las islas registran bajo número de contagiados y fallecidos por COVID-19, por las estrictas medidas sanitarias que impusieron sus autoridades. En el lugar no se acata la cuarentena, pero los servicios turísticos están restringidos para determinados horarios. Actualmente tienen una ocupación muy baja.

Fabíola Pereira, administradora de PortoBay, un grupo con siete hoteles y resorts cuenta que la mitad de sus huéspedes son personas que permanecerán por un largo tiempo. Ya se han estabilizado en el lugar y teletrabajan desde los hoteles. También hospedan a jubilados, especialmente ingleses, alemanes y luxemburgueses. Por ejemplo, en el hotel Porto Mare se hospeda un matrimonio inglés que visita la isla desde hace 26 años.

Los jubilados Bob y Chris Langstaff llegaron el 14 de diciembre y no saben cuándo regresarán a su país. “No hay vuelos. Estamos atrapados en este sitio maravilloso”, cuenta Chris.

“Las autoridades están haciendo un buen trabajo para mantener la seguridad”, resalta Bob.

Para ingresar a Madeira los esposos pasaron rigurosos controles ene el aeropuerto, respondieron varios cuestionarios y cumplieron estrictamente la cuarentena. Ambos se sienten más seguros en la isla, e incluso ya están dando clases de portugués.

Así como los Langstaff, otra pareja de jubilados ingleses prefiere pasar sus días de pandemia en la isla. David y Angela Banfield llegaron en diciembre y se alojan en el exclusivo hotel Les Suites. “Este año hay una razón extra (para permanecer en este lugar), la situación de la COVID en Reino Unido”, explica David.

La única nostalgia de no estar en casa es que no hayan podido recibir la vacuna. “Como tengo 85 años y mi mujer 79, con suerte ya nos habrían vacunado si estuviésemos en Reino Unido. Pero no nos preocupa, aquí todo el mundo es muy disciplinado y la tasa de infecciones es muy baja”, agregó David.

Casas rodantes

Hay familias que prefieren pasar la pandemia en una autocaravana. Martyn e Isabel, una pareja del Reino Unido pasa los inviernos viajando por Europa. La pandemia los cogió en Algarve, en marzo de 2020. Ellos encontraron un área para autocaravanas en la ciudad de Tavira y se quedaron 14 semanas en Portugal. Regresaron al Reino Unido, pero la experiencia les agradó demasiado que volvieron a Portugal y permanecen el mismo sitio.

“Portugal era el lugar más seguro de Europa. Nos sentíamos muy protegidos donde estamos”, cuenta Isabel desde el parque de autocaravanas de Tavira.

No quieren volver todavía porque Portugal está en la “lista roja” y tendrían que hacer cuarentena en un hotel y asumir los costes, prefieren esperar a que pase el riesgo.

En el mismo parque de autocaravanas están desde hace tres meses una pareja de la ciudad inglesa de Worcestershire. Dee es una oficinista y John un mecánico, pero pasan la mitad del año viajando. En Portugal encontraron seguridad, buena gente y un costo de vida bajo.

“Cuando vinimos vimos que el riesgo era más bajo y era el sitio más seguro”, explica Dee, para quién Portugal se ha convertido en su lugar favorito en el mundo.

Pese a que varias familias optaron por esta alternativa, la responsable del estacionamiento de Tavira, Carina Pereira, cuenta que la ocupación de las autocaravanas varía entre el 15% y el 60% y es baja para ellos. La mayoría de los viajeros son jubilados, sobre todo franceses, ingleses y alemanes. Están familias han encontrado en Portugal un refugio para pasar la pandemia.

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