Aura, pareja sentimental de Martín, un marinero peruano del Villa de Pitanxo del cual no sabe nada, fue una de las familiares que este miércoles se acercó a la casa armadora en la localidad española de Marín (Galicia) para intentar obtener alguna información, porque en la última llamada con él solo supo que “hacía mal tiempo, pero era lo normal”.
El barco se hundió este martes en aguas canadienses, con diez fallecidos, once desaparecidos y tres supervivientes.
Martín tiene 54 años y la última vez que contactaron, según contó ella a los medios, fue el pasado lunes, cuando hablaron del duro clima de la isla canadiense de Terranova.
“Siempre pasaba”, observó ella, resignada, con emoción contenida.
Partieron para allá el pasado 26 de enero y hoy Aura estaba en la villa pesquera de Marín (Galicia, noroeste) sumida en la incertidumbre: “Nada, no sabemos nada”.
Martín acumula 22 años de trabajo, tres en este barco que acabó engullido por el mar por causas que se investigan.
Jonathan, otro peruano desaparecido
Lo mismo que a Aura le ocurre a Carolina, mujer de Jonathan Calderón, de 39 años y también de Perú: “En este barco llevaba doce o trece años, era el contramaestre”.
Ante la casa armadora en Marín, adonde fue en busca de respuestas, pues no sabe qué pasó con Jonathan, dio “gracias a Dios que hay tres personas que están con vida; cuando vengan ya darán las respectivas explicaciones”, y no cree que el mal tiempo fuese tan crudo.
Cerca de ella, otro familiar con un hermano y dos sobrinos en el buque hundido no pudo casi articular palabra: “Está uno muy triste”.
Un tío de Edemon Okutu, hermano del atleta ghanés Jean Marie Okutu, mostró igualmente su inquietud por el estado de su sobrino, tripulante del barco hundido.
Marín es una villa marinera de apenas 25.000 habitantes en la región española de Galicia (noroeste) y en la que tenía su base el pesquero Villa de Pitanxo.
A pesar de estar habituados a trágicas embestidas del mar, “es un golpe muy duro”, relató a Efe Carmen, vecina de uno de los desaparecidos en este naufragio que “es una desesperación para todo el pueblo”.
Manuel conoce a parte de la tripulación, todos ellos “buena gente” y que estaba “muy preparada” para ir al mar.
“Estamos todos muy afectados”, señaló este marinero, que tuvo que dejar el mar por un accidente y que reflexiona que “esta profesión es así, nunca sabes lo que te puede pasar”.
Aunque la identidad de la mayor parte de los marineros aún no ha trascendido, en Marín todos saben ya quiénes se embarcaron, por lo que la consternación es absoluta.
Todos en Marín esperan que las labores de rescate puedan dar con el paradero de todos los tripulantes aunque, conocedores como son de la mar, saben que no será fácil.
La alcaldesa de Marín, María Ramallo, recuerda que hay 24 familias “intranquilas” a las que “no podemos aún darles una información más certera”.
En este pueblo no recuerdan “nada semejante”, enfatizó, y se emocionó al destacar el “inmenso dolor” que trae este naufragio a una localidad que vive un “día tristísimo” que no podrán olvidar jamás.
Fuente: EFE