Antes de contraer matrimonio con Harry estuvo casada con el productor Trevor Engelson, del que se divorció al cabo de dos años.(Photo by Daniel LEAL-OLIVAS / AFP)
Antes de contraer matrimonio con Harry estuvo casada con el productor Trevor Engelson, del que se divorció al cabo de dos años.(Photo by Daniel LEAL-OLIVAS / AFP)

Desde la fascinación que provocó inicialmente, al aportar frescura a una familia real británica apolillada, hasta sharry como una lucrativa empresa, parece seguir los pasos de la difunta Diana.

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La boda en mayo de 2018 de esta popular actriz de televisión, una ferviente feminista californiana mestiza criada en el relajado desenfado de Hollywood, con el príncipe Harry, nieto de Isabel II, fue propia de un cuento de hadas y parecía destinada a modernizar la imagen de la realeza.

Pero dos años después, Meghan, de 39 años, sacudió a la institución con su decisión de abandonar sus obligaciones como miembro de la familia real para mudarse con Harry y su bebé Archie primero a Canadá y luego a Estados Unidos, donde la pareja trabaja actualmente produciendo documentales para Netflix y podcasts para Spotify.

Y ahora, en una entrevista potencialmente explosiva con la estrella estadounidense de la televisión y amiga Oprah Winfrey, que se emite este domingo, se posiciona contra el palacio de Buckingham, “The Firm”, acusándolo de decir “falsedades” sobre ella.

Harry, de 36 años, la ha apoyado en todo, pese a haber perdido con ello su título de Alteza Real, su sueldo público, las buenas relaciones con su familia y sus tan estimados honores militares.

Lo hizo afirmando querer evitar un nuevo drama como el que protagonizó su madre, la princesa Diana, muerta en 1997 en un accidente de tráfico en París tras haber roto estrepitosamente con su marido, el príncipe Carlos, y los rigores de una familia real que no supo asimilar su ingenua originalidad y su glamur.

“Sexismo y racismo”

En un primer momento, Meghan sorprendió a los británicos con gestos tan sencillos como cerrar ella misma la puerta del coche.

Y con acciones comprometidas, al igual que Diana, como su participación en un libro de recetas elaborado por los supervivientes del incendio en 2017 de un rascacielos de viviendas sociales en Londres donde murieron 71 personas, en su mayoría migrantes.

Pero, pese a su gran popularidad inicial, pronto la pareja comenzó a mostrar incomodidad ante el escrutinio de una prensa sensacionalista despiadada con quienes rompen moldes tradicionales, como cuando decidieron no presentar a Archie, nacido en mayo de 2019, ante los fotógrafos a la salida de la maternidad, como dictaba la costumbre.

Harry denunció asimismo “el sexismo y el racismo” contra su esposa en las redes sociales, como el tuit de un presentador de la BBC que tras el nacimiento de Archie escribió “el bebé real sale del hospital” junto a la foto de una pareja que daba la mano a un chimpancé. Fue inmediatamente despedido.

La tensión fue subiendo y en enero de 2020 la pareja provocó un terremoto al anunciar que abandonaban su lugar de primer plano en la familia real británica. Desde entonces, la brecha no ha dejado de agrandarse.

Esclavos y un rey

Hija de Thomas Markle, un director de iluminación que ganó un Emmy por su trabajo en la serie “Hospital General”, y de Doria Ragland, asistente social y profesora de yoga, Meghan nació el 4 de agosto de 1981 en Los Ángeles.

Por parte de madre, desciende de esclavos negros de las plantaciones de algodón de Georgia, en el sur de Estados Unidos. Por parte de padre, del rey Roberto I de Escocia, que reinó entre 1306 y 1329.

Sus padres se separaron cuando ella tenía dos años y se divorciaron cinco años más tarde.

Markle se graduó en teatro y relaciones internacionales en la Northwestern University, cerca de Chicago, tras lo cual hizo seis semanas de prácticas en la embajada estadounidense en Argentina.

La actriz alcanzó la fama trabajando en la serie “Suits”, sobre un bufete de abogados de Nueva York.

Antes de contraer matrimonio con Harry estuvo casada con el productor Trevor Engelson, del que se divorció al cabo de dos años.

Viejos amigos la han acusado de dejarlos de lado a medida que iba progresando en la vida, y sus dos hermanastros, que no fueron invitados a la boda, le lanzaron críticas feroces, sugiriendo que se avergonzaba de ellos. La difícil relación con su padre también ha hecho correr mucha tinta.

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