Argentina esperó su debut en el Mundial Qatar 2022 con especial atención, desde muy temprano y con la expectativa de quien se reconocía ganador, sin imaginar que caerían contra la selección de Arabia Saudí.
Lionel Messi y compañía no pudieron responder en la cancha al anhelo de sus hinchas, quienes hicieron grandes esfuerzos para ver el partido que comenzó a las 7 de la mañana. Así ocurrió con la La escuela 9 de Palermo (Juan Crisóstomo Lafinur) donde los profesores esperaron 45 minutos antes de su horario regular para recibir a los alumnos entusiasmados con el partido mundialista, según narra el Clarín.
En un televisor de 40 pulgadas profesores y alumnos gritaron el gol de Messi agitando los banderines que les entregaron al ingresar al aula. La directora usa una de las bengalas lanzapapelitos en ese gol y gasta las otras dos en los goles anulados de Lautaro Martínez y lamenta que solo compró tres cartuchos de cotillón.
“Compré solo tres. No pensé que los iba a usar todos en la primera media hora”, se agarra la cabeza la directora.
Cuando inicia el segundo tiempo y llega el primer gol de Arabia lo pequeños se indignan, le gritan a la pantalla, tocas sus silbatos y alientan esperando el desempate, pero unos minutos después no pueden creer que Argentina esté perdiendo tras un segundo gol del país de medio oriente.
“Me quiero morir”, grita un pequeño y esa sensación va contagiando a los demás conforme pasan los minutos. Rezan, pero la suerte está echada, a esperar hasta el sábado que Argentina enfrenta a México.
“Hemos perdido, pero recuerden que lo importante es participar”, dice la directora para calmar a los chicos.
Con Messi desde el albergue
Los alumnos de la escuela albergue “Ciudad De La Plata” 198 también vivieron a su modo el debut de Argentina en Qatar. Ellos, si bien duermen, almuerzan y cenan en la institución y la consideran su segunda casa, despertaron más temprano que de costumbre y se instalaron frente a la TV recién reparada para disfrutar de la Copa del Mundo.
“Muchas gracias por arreglar el tele y haber pagado. Estoy siendo muy feliz porque ahora puedo ver a la Argentina con mis compañeros en la escuela y eso está bien”, dice uno de los alumnos a La Nación.
La antena para ver el partido llegó gracias a las donaciones. Jamiro González, además de las antenas, arregló las computadoras de la escuela y fue recibido por los alumnos del albergue con una pancarta.
Si bien no se ganó, la experiencia de ver el fútbol entre compañeros será inolvidable para ese grupo de pequeños que disfruto su primer Mundial.