La campaña de vacunación mundial contra el COVID-19 ha generado preocupación en las organizaciones internacionales, puesto que no todos los países tienen acceso a las dosis en iguales condiciones, una situación que ha sido catalogada como la “desigualdad inmunológica del 2021”.
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En el mundo hay 194 estados soberanos, pero solo 10 de ellos concentran el 75% de las vacunas. Este es el principal obstáculo que impide ponerle fin a la pandemia del coronavirus.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió ante el Consejo Europeo sobre el peligro de la concentración de las vacunas en pocos países y reclamó una vacunación igualitaria.
Según Our World in Data, los países que concentran la vacuna son Estados Unidos, China, Reino Unido, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Italia, Rusia, Alemania, España y Canadá.
Si bien la campaña ha comenzado en 50 países, esta situación genera un grave conflicto ético. “No sería correcto que los adultos más jóvenes y sanos de los países ricos se vacunen antes que los ancianos y los trabajadores sanitarios de los países pobres”, subrayó Adhanom.
Según el nuevo estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica estadounidense (NBER), la economía mundial depende en realidad de que los países más pobres vacunen a sus ciudadanos.
“Desde el comienzo de la pandemia hemos instado a las naciones ricas a recordar que el COVID-19 en un lugar es una amenaza en todas partes. Hasta que la vacuna llegue a todos, seguirán surgiendo nuevos focos y estos focos crecerán y se diseminarán. Todo depende de si el mundo se une para asegurar que la ciencia salve tantas vidas como sea posible en 2021″, manifestaron.
La profesora de bioética y servicios sanitarios en las universidades de British Columbia y California, Anita Ho, explicó a MIT Technology Review que, si países más vulnerables sufren la desigualdad en la distribución de la vacuna afectará la cadena de suministros para todos los países, en especial a los más ricos, que han llegado a depender de las fuentes de mano de obra de países más pobres.
“Si las naciones proveedoras tienen montones de personas enfermas o tienen que cerrar, no quedan trabajadores para procesar o transportar materias primas o para fabricar y distribuir los productos”, apuntó Ho.
La familia Gates (cuya fundación ya gastó USD 1.750 millones en la lucha contra el coronavirus) manifestó que la pandemia intensificó las distintas desigualdades sociales y se mostraron preocupados ante la posibilidad de agregar otra más, “la desigualdad inmunológica”, donde la gente más rica accede a la vacuna contra el COVID-19 mientras que el resto del mundo no.
Políticas
La profesora Anita Ho consideró positivo que los Estados Unidos se haya reincorporado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a Covax, el emprendimiento de colaboración mundial para garantizar un acceso justo y equitativo de la vacuna en todos los países del mundo.
“En los Estados Unidos, por ejemplo, los que reciben esas notificaciones [para vacunarse] tienen smartphones, direcciones de correo electrónico. Si uno es indocumentado o no tiene hogar, puede no acceder a esa información. También necesitamos un rastreo cuidadoso de los individuos para que reciban la primera dosis”, dijo Ho a la publicación del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
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