Louis Walker, una mujer residente de la ciudad inglesa de Barnsley, tenía un año sintiendo dolores abdominales. Tras exámenes, le diagnosticaron síndrome de colón irritable y una probable ansiedad.
“Les dije ‘siento que me voy a morir’. Quería que me tomaran en serio. Sentía que algo andaba muy mal”, contó la mujer a BBC, pero todo quedó ahí.
Paso el tiempo y salió embarazada. Cuando ya la trasladaron al hospital para dar luz a su bebé en el 2021, descubrió que tenía un cáncer terminal en sus ovarios y el lineamiento en su abdomen.
La escena hizo que el médico que intervino en la operación no pudiera contener el llanto al conocer lo avanzado de la enfermedad, que ya se esparcía en otros órganos.
Después de la operación, la obstetra le señaló a Walker que no le quedaba mucho tiempo de vida. “Mis hijos son mi propósito. Quiero concentrarme en crear recuerdos. Si el amor pudiera salvarme, nunca moriría”, agregó y puso toda su fe en su familia para poder recuperarse.
Del mismo modo, la mujer pidió a los médicos que le hagan caso a sus pacientes en la búsqueda de un diagnóstico.
Según Wales, Hasta el momento, Walker ha pasado seis sesiones de quimioterapia y dos intervenciones quirúrgicas, pero no pudo detener la enfermedad.