Estamos a escasos 20 días de las elecciones parlamentarias motivadas por el cierre del Congreso por parte del presidente Martín Vizcarra, cuya legalidad tendrá que ser validada o rechazada por el Tribunal Constitucional, y son muy pocas las propuestas viables que los electores van conociendo a fin de tomar una decisión responsable en las urnas.

Es por eso que los votantes están en la obligación de exigir a los candidatos un plan concreto sobre el trabajo que tienen previsto realizar desde el momento mismo que asuman sus cargos hasta julio de 2021, en lugar de estar aceptando “propuestas” jaladas de los pelos y que en muchos casos ni siquiera tienen que ver con las reales funciones de un congresista.

Se está viendo mucha demagogia. Hay desde los que creen que pondrán fin a la delincuencia en las calles, hasta los que se dicen capaces de subir los sueldos, pasando por algunos que ofrecen medio pasaje en vuelos comerciales para los estudiantes o aplicar la pena de muerte a los corruptos. Es esta gente, precisamente, la que debería ser castigada en las urnas por los ciudadanos.

Nuestro país se encuentra en muy momento muy crítico en cuanto a la credibilidad y el respeto a las instituciones. Es por eso que no se puede votar por representantes como los que hemos tenido en el pasado. Este 26 de enero hay que hacerlo de manera responsable, para al menos tener la posibilidad de salir esa gran debilidad que tiene el Perú llamada Congreso.

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