En medio de las fiestas de fin de año, que nos distraen de la difícil realidad nacional, no debemos soslayar la mirada hacia el futuro para que –como sociedad– enfrentemos nuestra complicada situación, pues solo participando activamente podremos salvarla.

Por tal razón, es necesario potenciar nuestra preparación para los futuros comicios, lo que significa contar con candidatos idóneos e informarnos oportunamente para, finalmente, elegir a quien –de verdad– nos represente.

Por eso, urge que el Congreso acelere sus pasos, y que los partidos políticos impulsen el mejoramiento de sus cuadros, a fin de que –si llegan al poder– no den lástima por incapacidad, y no tengan la traidora actitud de favorecerse o beneficiar a sus amigos, haciendo de la administración pública un botín.

Pero, no todo está en manos de nuestros representantes, la sociedad civil también tiene que actuar; y no me refiero a aquellas ONG que siguen viviendo de la “defensa de los DDHH” de algunos, sino a los múltiples gremios, agrupaciones sociales y asociaciones que –sin ser partidos políticos– son fuerzas electorales que deben dejar la cómoda posición de atender exclusivamente sus fines particulares, sin contemplar que, sí el Perú se sigue deteriorando, sus objetivos altruistas o de conjunto se verán obstaculizados seriamente.

Todo grupo ciudadano tiene su cuota de poder y también posibilidades para plantear soluciones en provecho del Perú, sobre todo uniendo esfuerzos para no caer en el error de generar la división de fuerzas políticas solo por querer ganar unas elecciones o favorecer a alguien. ¡Debemos defender al Perú superando los egoísmos! ¡qué nadie mire de costado!