El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se instauró en 1975 reconociendo la lucha de las mujeres contra la explotación y la discriminación. El 8 de marzo de 1857 se movilizaron más de 20,000 obreras textiles en Nueva York. En 1908 fallecieron 129 mujeres y 23 hombres en la fábrica Cotton, en un incendio provocado para reprimir sus protestas. Es una fecha de conmemoración y de reafirmación en el largo proceso que enfrentan las mujeres por el reconocimiento igualitario de sus derechos.

A un mes de las elecciones generales, solo dos mujeres están en competencia: Keiko Fujimori reivindicando el gobierno de su padre, para muchos corrupto y genocida; y, Verónica Mendoza buscando encarnar la continuidad de la lucha de millones de mujeres por la igualdad y la equidad en un sistema discriminador y excluyente.

En momentos de crisis política, económica y sanitaria se presentan propuestas programáticamente en los extremos, sobre todo en el reconocimiento del trabajo y esfuerzo cotidiano de las mujeres. Los planteamientos de Fujimori, López Aliaga y el mismo Lescano recortan el ejercicio del derecho pleno de las mujeres a decidir sobre sus vidas y sus potencialidades. El populismo olvida, convenientemente, que hace rato las mujeres adquirieron la mayoría de edad.

El esfuerzo por construir un Perú nuevo y diferente, que avance en desterrar la discriminación, la desigualdad y la inequidad, necesita también construir organizaciones políticas sólidas, pero sobre todo, la participación política de todos, sea en partidos políticos, clubes de barrios, organizaciones sociales o redes culturales. Alzar la voz para ser escuchados es imprescindible.

En el sur nos visitará esta semana Verónica Mendoza. La esperamos con expectativa y esperanza.