Recuerdo que a fines de 2000, a los miembros del equipo que ingresaba al Ministerio de Educación nos preocupaba mucho la manera como nuestros alumnos celebraban las Fiestas Patrias. En muchos casos, incluyendo a los niños de inicial, lo sustantivo eran las marchas escolares militarizadas utilizando replicas bélicas con el consiguiente alto número de pérdida de horas de clase por los ensayos respectivos. Después de muchos años de un trabajo sostenido hasta el 2011 y que continúa hasta hoy (aunque con menos fuerza) por el Ministerio de Educación, hemos visto durante el mes de las Fiestas Patrias que se está consolidando la realización de desfiles estrictamente escolares, pasacalles, festivales gastronómicos, actividades artísticas de nuestro folklore, vistas a museos y debates sobre nuestra realidad nacional, regional y local.

También viene a mi memoria que hace varios años junto al coro de nuestro himno nacional se entonaba: “Largo tiempo el peruano oprimido la ominosa cadena arrastró, condenado a una cruel servidumbre, largo tiempo en silencio gimió. Más apenas el grito sagrado ‘¡Libertad!’ en sus costas se oyó, la indolencia de esclavo sacude, la humillada cerviz levantó”. Hace ya varios años se canta la sexta estrofa que dice: “En su cima los Andes sostengan la bandera o pendón bicolor, que a los siglos anuncie el esfuerzo, que ser libres por siempre nos dio. A su sombra vivamos tranquilos y al nacer por sus cumbres el sol, renovemos el gran juramento que rendimos al Dios de Jacob”. Esto no ha sido consecuencia de una ley, decreto u otra norma de carácter obligatorio. Es el resultado de un proceso sostenido de carácter cultural y educativo que comenzó en 2009 en las ceremonias de nuestras Fuerzas Armadas y que luego fue asumido y desarrollado, con liderazgo y entusiasmo, por el Ministerio de Educación.

Celebremos siempre nuestro aniversario patrio y cantemos nuestro himno nacional viviendo intensamente nuestra peruanidad, nuestra conciencia histórico-nacional y nuestro sentimiento cívico patriótico.