Antonio, recuerdo el año 2008 cuando fuiste designado integrante del Consejo Nacional de Educación en mérito a tu reconocida calidad y experiencia profesional en el campo científico, educativo y ambiental. En ese entonces, por mi función como viceministro, tuve el privilegio de conocerte personalmente e iniciar un vínculo de amistad. En tu desempeño como consejero y, luego como el primer ministro del Ambiente, fui testigo de tu sabiduría, simpatía, tolerancia y don de gente, y algo muy importante, de tu compromiso activo con la ciudadanía ambiental en el marco de la formación integral de las personas. Fuiste muy generoso conmigo cuando, a pesar de tus múltiples tareas ministeriales, me honraste con tu presencia en actos gratos hacia mi persona cuando culminaban mis tareas como gestor público. Gracias.

Muchas gracias por ser un peruano brillante que consagraste tu existencia a amar intensamente al Perú en su integralidad contribuyendo al desarrollo de acciones pertinentes para la conservación del ambiente, la utilización sostenible de los recursos naturales y la valoración de nuestra diversidad natural, biológica y humana. Fuiste ecologista, escritor e investigador, pero, sobre todo, un notable y permanente educador en diversos espacios de nuestro sistema educativo nacional. Y es que, ente otros estudios de alta especialización profesional, abrazaste con convicción y vocación los de la carrera de profesor de secundaria en Biología y Química.

Publicaste quince libros y más de doscientos artículos sobre recursos naturales y asuntos relacionados con el ambiente. Fuiste merecedor de múltiples condecoraciones y distinciones. El Premio Nacional Ambiental, creado en julio del año 2014, lleva tu nombre: Antonio Brack Egg. Por tu importante, continua y valiosa contribución a la educación peruana, para todo el Perú y especialmente para la comunidad educativa eres un Amauta. ¡Hasta siempre, querido Amauta!