Después del Niño Costero del 2017 se propuso la creación de la Autoridad de Reconstrucción con Cambios, (ARCC) un organismo “técnico” para garantizar megaobras que mitiguen el daño de futuros fenómenos del Niño. Los caviares vendieron esta proyecto como la panacea frente a los espacios ya existentes que tenían competencia para obras públicas. Todo fue planeado para que actores cercanos a este grupo político y social capturaran la ARCC, la cual pasó a controlar un presupuesto de más de 5 mil millones de soles.

El modelo burocratizador, bajo el manto de “tecnocracia”, promovido por los caviares desde el gobierno de Toledo y consolidado en los gobiernos de PPK y Vizcarra, generó más gasto, más corrupción e ineficiencia. Sin embargo, el mayor daño causado al Perú es que se ha generado una casta burocrática centralista e inhumana que no responde a las necesidades de la gente y que aprovecha la incapacidad de las autoridades de turno para tontearlos y seguir viviendo del Estado sin resultados.

Escondiéndose en sus oficinas con aire acondicionado, debajo de sus planes estratégicos y consultorías, evaden todo tipo de responsabilidad política escudándose en su carácter “técnico” y no político. Así los presidentes y ministros pasan mientras ellos siguen cobrando sueldo y disfrutando de los beneficios del Estado, mientras Piura, Tumbes, Lambayeque y La Libertad se siguen hundiendo en huaicos y lluvias.

La gran estafa de la “tecnocracia caviar” y sus instituciones es parte del problema que vive nuestro país, porque busca someter las necesidades de los peruanos a sus objetivos personales. Miles de millones de soles se pierden en las manos de esta casta, que es muy rápida para criticar a los políticos y muy lenta para dar resultados. Es hora de reducir el Estado y darle resultados a los ciudadanos, es hora de que todas las sanguijuelas se vayan a su casa y que se priorice las necesidades de la gente.

TAGS RELACIONADOS