La crisis política social que vivimos se está profundizando porque quienes gobiernan actúan al servicio de unas minorías sociales privilegiadas y consideran a quienes reclaman el ejercicio de sus derechos, como enemigos y les achacan el mote de “terroristas”

Los pronunciamientos de miembros del actual gobierno, Dina Boluarte, el premier Luis Otárola y otros ministros, parecen más “partes de guerra” que mensajes de un gobierno que debiera ser para todos y no unos cuantos.

Un régimen republicano como el nuestro se basa en principios que inspiran al Estado: igualdad, libertad y fraternidad, donde todos somos iguales. Nuestros votos y opiniones tienen igual valor cualquiera sea nuestra condición social, económica o racial

En toda guerra la primera víctima es la verdad. Los mensajes y partes de guerra buscan alentar a sus ejércitos, achacan la culpa a los enemigos a cualquier precio y forma.

En los mensajes presidenciales y pronunciamientos del premier Otárola no se dice la verdad ni se presenta pruebas cuando afirman que las muertes, alrededor de 50 en todo el país, ocurrieron por impactos de bala “no disparadas por las fuerzas del orden”. Es más, pretenden dar crédito a la información de supuestas balas enviadas desde Bolivia.

Quienes reclaman el respeto al ejercicio de su voto y su elección, como corresponde en una sociedad mínimamente democrática, son acusados de “terroristas”, “violentistas”, “comunistas”, “minoría” y ¨manipulados” ahondando la marginación y la desigualdad social y política.

Es preciso recordar que los gobernantes deben ejercer para todos, por lo que colocarse del lado de un sector generando mensajes como si fueran “partes de guerra”, solo atiza el conflicto. Es momento de cesar la confrontación.

Escuche a las regiones, señora Boluarte, renuncie y recupere algo de dignidad.