Ayer se conmemoró el Día Mundial del Atún, un recurso transzonal y altamente migratorio que está disponible cerca de la costa peruana solo 3 o 4 meses, el resto del año se encuentra en aguas internacionales. El 70% de sus capturas se realizan en el Océano Pacífico, siendo Ecuador el segundo exportador de atún más grande del mundo con US$ 1,300 por año; mientras que el Perú apenas exporta US$ 54 millones. ¿Qué hace Ecuador para tener estos resultados?

La respuesta es simple. Mientras que el precio del combustible en Ecuador está subsidiado, en el Perú está castigado con el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC); y, si tenemos en cuenta que entre el 45% y el 70% de los costos de la actividad es el combustible, la respuesta es obvia. Por ello, para impulsar la industria atunera peruana, generar nuevas inversiones y ser más competitivos, se podría establecer el reintegro del ISC a las embarcaciones atuneras nacionales. Con esta medida, el Perú podría exportar US$ 200 millones anuales de atún.

Adicionalmente, dicha pesquería está regulada en el marco de un acuerdo internacional (CIAT) donde el Perú tiene que competir buscando condiciones similares a los demás países miembros; por lo que, además, se suma que en el Perú no se ha habilitado el préstamo de capacidad de acarreo de las embarcaciones; lo que también colaboraría con el desarrollo de la pesquería de atún como lo aplican los otros países miembros.

Por último, según PRODUCE, la importación de conservas de atún provenientes de Tailandia, Ecuador, Vietnam y China se ubica en el segundo lugar de las importaciones pesqueras. Esta dependencia hacia el producto importado se podría revertir aplicando las medidas mencionadas y así permitir una mayor disponibilidad de atún nacional para la mesa popular.

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