Aunque en Irán, las celebraciones por el 42° aniversario del triunfo de la Revolución Islámica, fueron adelantadas, la fecha que recuerda esta importante efeméride política para el pueblo persa es hoy, 11 de febrero.

Era el año 1979 en que fue consumada la llegada al poder del ayatolá Ruhollah Musaví Jomeini, cuyo movimiento político-religioso sacudió a todo el país, logrando el derrocamiento y huida del último Shah de Irán, Mohammad Reza Pahleví, que terminó refugiado en EE.UU.

Había sucedido el inevitable empoderamiento de la revolución, que dio paso al régimen teocrático que hoy prevalece en Irán, el mayor Estado chiita del Medio Oriente. Los iraníes, entonces, han culminado los 10 días de fiesta nacional que llaman “Década de Alba” y que recuerda a los diez años en la vida de Jomeini, desde que se hallaba en el exilio, primero en Irak y luego en Francia, pasando por su regreso triunfal a Teherán y la victoria definitiva de la revolución, precisamente un día como hoy.

La Casa Blanca, que desde entonces jamás ha podido mantener una relación bilateral estable -luego se produciría la toma de rehenes de la embajada estadounidense en Teherán-, debe haber seguido muy de cerca el desfile de la víspera que más parecía una advertencia militar para Washington que solamente la festividad histórica.

Aunque EE.UU. lo niegue, el primer gran mensaje de Joe Biden hacia Irán -todavía dolido por el asesinato del general Soleimani-, ha sido la decisión de suspender el apoyo a Arabia Saudita en la guerra que libra el defenestrado gobierno de Yemen -el país más meridional y más pobre de la península arábiga-, frente a los rebeldes huties (chiitas), apoyados por Irán. Biden quiere reactivar el acuerdo sobre el programa nuclear congelado por Donald Trump.

Para no provocar la ira de Riad, su mayor vendedor de petróleo en el mundo, y de Israel, su mayor aliado estratégico en esa región, países a los que Irán considera enemigos acérrimos -Arabia Saudí, el mayor país sunita del Medio Oriente, e Israel, sobre el cual pregona su extinción como Estado-, Biden ha dicho que no va a despreocuparse por la seguridad de Riad, y calmando a los israelíes, ha recordado a Teherán el cumplimiento de sus obligaciones. Interesante.