Escrito por Verónica Tabja

El 70 % de los alimentos que consumimos en Perú provienen de ecosistemas andinos. El clima, la geografía y el conocimiento tradicional, hacen de esta región una de las más biodiversas, además de ser centro de origen de varias especies que constituyen la base de la alimentación humana.

AGRICULTURA DE ALTURA. Es una agricultura familiar, en la que aún prevalece una relación de equilibrio y reciprocidad con la naturaleza. El respeto por los ciclos de la tierra, el intercambio de semillas y de fuerza laboral, convierte a este modelo agrícola, en uno de los más sostenibles y mejor conservados, pero también es uno de los más vulnerables ante los desafíos climáticos y la seguridad alimentaria.

En temporada de cosecha, de mayo y junio, los campos se convierten en una importante despensa de alimentos, que almacena tubérculos, cereales y leguminosas de diferentes variedades, producto de un intenso trabajo de siembra. Paradójicamente, la población rural andina -en su mayoría familias productoras-, afrontan altos índices de desnutrición. La dieta, basada esencialmente en carbohidratos, no logra cubrir los requerimientos nutricionales. La deficiencia de micronutrientes provenientes de hortalizas es común, y es que pasados los 3,000msnm, las heladas hacen de su cultivo un reto mayor.

GRAN INICIATIVA. Simone Heemskerk, periodista documental, dejó su pequeña Holanda para apostar de lleno a mejorar la alimentación de las poblaciones alto andinas. A través de su ONG “Por eso Perú”, ha logrado la implementación de biohuertos e invernaderos que desafían las condiciones climáticas, a punta de conocimiento técnico, trabajo colaborativo y mucha pasión.

Han transcurrido seis meses desde que Mater Iniciativa, en alianza con "Por Eso Perú", trazaron un espiral sobre la tierra, del que surge la "escuela de campo", un huerto experimental ubicado en MIL Centro, de Virgilio Martínez, y del que hoy crecen acelga roja, coliflor, zapallito, poro y zanahorias, en convivencia con otras plantas locales, a 3,500msmn.

Este espacio cumple objetivos no solo productivos, sino principalmente educativos. Aquí se viene capacitando a representantes de ambas comunidades vecinas, Mulllakas Misminay y Kacllaraccay, en métodos de agricultura biointensiva, proporcionado conocimiento y práctica

para permitirles replicar huertas familiares y así autoabastecerse de hortalizas a lo largo del año.

El programa integra el conocimiento local con nuevas técnicas ecológicas que priorizan la optimización de recursos: ahorro de agua, rendimiento de producción tanto de hortalizas como de cultivos tradicionales, obtención de abonos y fertilizantes orgánicos elaborados a partir de desechos del huerto y descartes de cocina.

Los nevados que nos rodean, el viento frío que sopla apresurado, y las nubes cargadas nos recuerdan el desafío diario y los contrastes de la vida en la montaña. Recolectamos con entusiasmo y asombro las primeras cosechas del huerto y nos preparamos para la segunda fase del proyecto.

La deficiencia de micronutrientes provenientes de hortalizas es común, y es que pasados los 3,000msnm, las heladas hacen de su cultivo un reto mayor.