Entre muchas malas noticias, noticias que nos dan igual, y noticias que no entendemos, de vez en cuando aparece una buena. Como un trabajo respetable de la PNP, que el pasado domingo intervino un hospedaje en Punta Negra, deteniendo a 124 personas con armas y drogas. La intervención es producto de una investigación a personas ligadas a delitos como el sicariato, demostrando que la policía ha logrado llevar a cabo un gran trabajo de inteligencia.

Pero hay una línea difícil de trazar entre celebrar la hazaña de la policía, y evitar generalizaciones que lindan con la xenofobia (118 de los capturados son extranjeros y la mayoría son venezolanos).

Un criminal es un criminal independientemente de su nacionalidad. Y sí, todo criminal necesariamente debe ser sancionado de acuerdo con el delito cometido con todo el peso de la ley. Para que eso ocurra, los esfuerzos se tienen que concentrar en mejorar la prevención y control de crimen de la PNP y sofisticar los mecanismos de inteligencia policial, así como asegurar un sistema de justicia eficiente y que garantice –precisamente–, que se obtenga justicia.

La policía hizo bien. Aún tiene muchísimo por hacer. El hecho cierto es que el crimen se está sofisticando, y la PNP debe hacerlo –no solo en paralelo– sino llevándole la delantera. No nos confundamos: aquí son las fuerzas del orden quienes deben seguir haciendo un buen trabajo. La simplificación –tentadora, populista– de usar a todos los venezolanos como chivo expiatorio solo legitima la xenofobia. No dejemos que el prejuicio nos nuble la convicción de que es a nuestros agentes a quienes tenemos que exhortar a seguir trabando por nuestra seguridad.

Esperemos entonces que efectivamente se lleve a cabo el proceso investigativo, se apliquen las sanciones correspondientes, y no tengamos dentro de tres días otra vez a los mismos delincuentes en nuestras calles.