Mientras escribo estas líneas, la ONPE está procesando las actas del domingo y la diferencia entre ambos candidatos es tan pequeña que parece una broma. Por eso, he decidido escribir tres pequeños mensajes distintos.

Primero, a nuestro próximo presidente o presidenta:

Usted va a tener que gobernar con un país dividido; es un hecho. Por favor, no deje que eso sea un impedimento para hacer las cosas que tiene que hacer. El Perú no puede darse el lujo de mantenerse paralizado. Necesitamos impulsar la inversión extranjera, requerimos una caja fiscal sólida y -urgentemente- un Ejecutivo y Legislativo que gobiernen con fluidez. Prevalezca, resista, pero sepa qué batallas valen la pena luchar y cuáles no. Anteponga siempre los intereses del Perú a los suyos propios. Tendremos que confiar en que nos guiará rumbo al desarrollo y la convergencia. Sepa dialogar, porque para hacer un buen gobierno -uno en el que predomine la concordia- es imperativo poder conciliar, negociar y conversar con quienes piensan distinto.

Luego, al candidato o candidata que pierda la elección:

Le ruego que respete los resultados. Uno de los brutales atributos de la democracia es que se puede perder por un puñado de votos. Por favor, exija a sus seguidores que mantengan la calma. Es usted un personaje importante en el escenario político nacional, y si juega sus cartas en favor de la gobernabilidad, puede seguirlo siendo.

Finalmente, una nota pequeña para el presidente Sagasti:

Si hay algo que necesitamos de acá a al 28 de julio, además de asegurar que el proceso de vacunación continúe con fluidez, es paz. Presidente, garantice esa paz durante los siguientes días y semanas para que los peruanos y peruanas podamos trabajar con tranquilidad, y suplicar un futuro no tan incierto como el que seguro se nos viene.

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