El castigo por presión psicológica y el que produce abuso físico afectan el rendimiento académico y la socialización de los niños, ya que estos experimentan miedo y angustia, lo cual genera un estrés que afecta negativamente la estructura del cerebro, el desarrollo de la persona y su bienestar general, según los investigadores de Penn State University (Sarah Font y Jamie Cage en Child Abuse and Negligence; Science Daily, 29/09/2017).
Este estudio es uno de los pocos que examina simultáneamente el castigo físico abusivo y no abusivo según lo reportado por 650 niños y sus cuidadores. En esencia, lo que ocurre es que el estilo de castigo destinado a infligir dolor para que el niño cambie su comportamiento, evitando así el castigo futuro, no les da la oportunidad de aprender a comportarse adecuadamente porque no se realiza través de la explicación y el razonamiento.
Los niños fueron examinados en tres áreas de castigo físico: castigos corporales leves, castigos corporales duros y abuso físico. Luego, se midieron los resultados cognitivos, el compromiso escolar y el aislamiento social de los niños. Encontraron que todas las formas de castigo físico y abuso están asociados con la disminución en el compromiso escolar. Basta la exposición inicial al abuso físico para producir una influencia negativa en el rendimiento cognitivo. En el caso del castigo físico severo, se aumenta notablemente el aislamiento social entre los niños.
Todo esto supone que es importante que los padres aprendan a castigar adecuadamente y a encontrar alternativas para no afectar el desarrollo de sus hijos.