Quienes hemos estado en el campo enfrentando por años a la izquierda criminal y a las mafias, sabemos que la tibieza pasa factura. Los políticos no podemos igualarnos a los criminales, ya que ellos aprovechan la tibieza o ingenuidad de algunos para hacerlos pisar el palito. Lo que buscan con esto es normalizar su actuación pública y su participación en los espacios de poder para conseguir su propio beneficio ¿Qué habría conseguido Fujimori sentándose a negociar con Sendero Luminoso? ¿Qué beneficio habría generado para El Salvador que Bukele pacte con los Maras? ¿Logró algo César Gaviria, expresidente de Colombia, al negociar con el Cartel de Medellín? A los enemigos del Estado, de la sociedad y de la Ley se les combate, no se les normaliza.

Es lamentable que el Congreso este lleno de políticos tibios que han sido utilizados por esa mafia a la que prometieron combatir. La elección de Josué Gutiérrez como defensor del Pueblo comprueba que estos ingenuos y básicos políticos cayeron en la estrategia de la izquierda criminal. En los últimos días, Patricia Juárez confirmó con molestia que Perú Libre y sus satélites parlamentarios traicionaron los acuerdos, mientras que Maricarmen Alva no encontró mejor forma de desfogar su desesperación por la traición roja que presionar a una colega del Bloque Magisterial para que cambie su voto. Era claro que Cerrón traicionaría a quienes le regalaron la Defensoría, y golpear la bicameralidad es solo el primer paso.

Por la falta de liderazgo, firmeza y sobre todo real experiencia política es que fue tan difícil enfrentar a Pedro Castillo y sus mafias. Por culpa de políticos de oficina es que se perdió en la segunda vuelta frente a un criminal como Castillo. Por partidos centralistas y sin liderazgo es que todas las regiones han sido entregadas a las mafias. Para cambiar al Perú necesitamos enfrentar sin miedo ni tibieza a la izquierda criminal.

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